Audio anunció que para el 2026 dejará de fabricar vehículos con motores nafteros o diésel. De esta manera, sólo se centrará en los vehículos 100% eléctricos.
Pareciera que llegó el momento de que cada una de las marcas automotrices a nivel mundial empiece a dar a conocer cuándo será la fecha estimativa para convertirse oficialmente en una marca completamente eléctrica. Hace pocos días lo hizo Fiat, Toyota anunció que irá por otro camino y la última fue Audi. La firma alemana indicó que para el 2026 dejará de fabricar vehículos a combustión para centrarse 100% en lo eléctrico.
La noticia la dio el presidente del consejo de administración de Audi, Markus Duesmann, a los ejecutivos de la empresa y a los representantes de los trabajadores, según el diario alemán Süddeutsche Zeitung.
Cinco años, puede parecer lejano, pero en la industria automotriz, notoriamente lenta, eso equivale a decir que será mañana. De hecho, es una fecha tan cercana, que agarrá a algunos modelos en mitad de su vida comercial (la media es de ocho años). Esto significa que básicamente estamos viendo los últimos coches nafteros y diésel de Audi. Las nuevas generaciones de modelos, desde el A1 hasta el Q8, no se renovarán o serán eléctricos.
Duesmann habría declarado que la eliminación de la combustión interna de Audi se aplicará en 2026 tanto a los modelos diésel como a los de nafta, y se supone que esto último se extenderá también a los híbridos de la marca. Es el siguiente paso lógico para una marca que en marzo confirmó que no desarrollará nuevos motores de combustión.
La postura de Audi respecto a la electrificación se alinea con la del Grupo Volkswagen, que es el fabricante que más apostó por el auto eléctrico, hasta el punto de querer mirarse en el espejo de Tesla y a término superar al fabricante californiano.
Las otras marcas alemanas, sin embargo, no son tan radicales. BMW y Mercedes-Benz comercializan sus propios vehículos eléctricos, pero prevén que la combustión interna seguirá siendo un elemento básico de la industria automotriz durante muchos años.
Incluso Mercedes-Benz, que asegura no desarrollará nuevos motores a nafta y diésel (porque son todos nuevos y pueden tener una vida comercial de entre 10 y 20 años) y que develó una gran ofensiva eléctrica, no se cierra del todo al motor de combustión interna. En todo caso, creen que hasta el horizonte 2040 todavía habrá demanda suficiente para este tipo de motores.
Por el contrario, en BMW no tienen en sus planes el dejar de desarrollar la combustión interna; BMW expresó su preocupación por la disponibilidad de los minerales de tierras raras que se utilizan a menudo en los vehículos eléctricos. De hecho, BMW no se casa con ninguna tecnología hasta el punto de desarrollar y explorar también la vía del hidrógeno.
Incluso el caso de Audi no es tan claro. Al fin y al cabo es uno de los mayores impulsores, con Porsche, de los combustibles sintéticos e-fuels. En todo caso, aunque las baterías de iones de litio se abarataron notablemente en la última década, siguen siendo caras. Además, está la cuestión de los suministros, ya sean materias primas o simplemente semiconductores.
Entre la posible escasez de suministros y la necesidad de acertar con la tecnología que se impondrá, el futuro del automóvil nunca fue tan incierto como ahora.