¿Desde qué lugar y con qué autoridad los hipócritas enmascarados se adjudican derechos para juzgar, ordenar, sentenciar y escrachar a quienes ellos mismos acusan de hipocresía?

Solo hay que encender la radio o la televisión para escucharlos con el pecho inflado y con la soberbia convertida en escarapela de lo que hay que hacer con la pandemia, como si fuera infectólogos, también con el maldito corona virus, como si fueran científicos, y con lo que deben hacer con rigor de ley con las vidas de los demás, como si fueran sabios.

¡Ayyy… por favor! Si esto lo aplicaran los mismos profetas de la ética y la calidad de vida en sus propios procederes sería fantástico, pero ocurre todo lo contrario. Porque los políticos previenen y aconsejan en sus discursos, los conductores de programas aconsejan, los famosos recomiendan pero la realidad es que cuando lo tienen que llevar a sus accionares todo lo que propalan, hay muchos que hacen agua y están flojos de archivos.

Por ahí anda la ex gobernadora bonaerense María Eugenia Vida con un testeo positivo del virus, y también el periodista Enrique Sacco con su madre de 88 años, y todos en cuarentena.

Por allá cayó la confirmación del intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde que dio positivo, y no así su esposa, la actriz Jéssica Cirio, pero que obligó al encierro de ambos en cuarentena.

El propio abogado mediático Mauricio Dalesandro se aisló porque debió publicar que su mujer, la doctora Mariana Gallego, abogada entre otros famosos de la señora Mirtha Legrand, había contagiado el Covid19 y tuvieron que quedarse en su lujoso dúplex de Puerto Madero.

Alarma en Telefé cuando a Lizzy Tagliani le dio positivo el análisis y se guardó en cuarentena, confirmando horas después que alguno de los invitados de su programa televisivo también había confirmado la infección con el mismo virus. El primero ratificado fue Miguel Angel Cherutti, y puede haber más.

Por otro lado, Jorge Rial que sigue interrumpiendo el festejo de los 20 años en pantalla de su ciclo “Intrusos en el espectáculo”, decidió irse a su casa para salir con Skype desde su domicilio, en el comienzo de la epidemia. Algo que luego modificó.

Pero más tarde quiso volver a su programa y a la actividad diciendo que no soportaba el alejamiento, para finalmente decidir que se iba de vuelta a su casa porque “la televisión no es imprescindible”, como corrigiendo una vez más lo dicho y hecho antes.  Casi en el mismo momento que Marcela Tauro se marchaba de su staff. El habló de la hipocresía y de los hipócritas del medio cuando ahora lo volvemos a ver saliendo en su ciclo por Skype, en una nueva corrección de rumbo.

La pandemia y puntualmente el virus que nos ocupa y preocupa, no hace diferencia de condición social, religión ni ideología y los mismos que muchas veces pontificaron con barbijo, son los mismos que hoy están en cuarentena o sacando turno para un respirador. Por eso, no escupamos más para el cielo… Nos puede caer luego en la cara.