
Lo dio a conocer el investigador del CONICET, Jorge Geffner, esta mañana. Se trata de una dificultad o falta de concentración conocida como “niebla mental” y es una de las secuelas que deja el coronavirus que estudian los especialistas.
En declaraciones brindadas a “Caballero de Día”, el programa que conduce Roberto Caballero en La 990, Geffner reveló que están “viendo con preocupación que muchas personas al superar el cuadro agudo ven algunas secuelas en su salud”. Una de ellos son “un cansancio excesivo y la denominada ‘niebla mental’, que es como una dificultad o falta de concentración”.
En ese sentido, el profesor de Inmunología de la Facultad de Medicina de la UBA apuntó que “en la mayoría de los casos se resuelve” pero “puede ser después de tres, cuatro meses o incluso más” de haber contraído coronavirus.
“En estos casos es muy importante volver al médico de cabecera para llevar adelante una buena recuperación”, destacó el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). PT NA
En Europa esta más estudiado el asunto y como ejemplos de algunas personas, les ocurre una pérdida de memoria a corto y largo plazo. Olvidarse de lo que se había desayunado o de lo que se acababa de cocinar son algunos de los ejemplos que algunas personas declaran.
“Tienes el recuerdo, crees que ese recuerdo está ahí, intentas alcanzarlo y de repente no llegas”, describe Elisabeth, una profesora Española. “Es como cuando tienes una palabra en la punta de la lengua, pero es constante y con cosas muy importantes como puede ser un acontecimiento vital”, añade.
Más allá de que la “niebla mental” haya condicionado su vida hasta el punto de no poder seguir desempeñando su trabajo de profesora, lo que le preocupa a Elisabeth es lo que pueda desencadenar esta secuela que todavía sigue siendo un misterio.
“Se me olvidan nombres que he sabido toda la vida”, explicó preocupada. También lo sostiene Silvia Soler, una catalana que se contagió de COVID-19 hace ocho meses y que sigue padeciendo a día de hoy disfonía, dolores articulares, problemas en la piel y trastornos intestinales, síntomas que se suman a la ‘niebla mental’.
Este último “síntoma permanente”, recalca, “está haciendo mella” en muchos de los pacientes que se infectaron en la primera ola. Ella lo describe así: “Te levantas por la mañana y parece que te hayas bebido una botella de vino toda entera, no consigues despertarte lo suficientemente rápido, te cuesta concentrarte”
“No encuentras a veces las palabras que necesitas utilizar. Se me olvidan nombres que he sabido toda la vida y hay un problema añadido de memoria, que no puedo leer ni escribir como lo hacía antes de enfermar”, dice Silvia Soler.
El 99% no presenta lesiones en el cerebro. La “niebla mental” se incluye dentro de un “paquete” de sintomatología del que también forman parte la fatiga, el dolor muscular o la lentitud motora, y cree que las personas que lo sufren deben ser valorados de forma concreta por un especialista.
También considera que falta hacer un estudio “sistemático” y realizar “pruebas funcionales” que midan la función de determinados neurotransmisores.