Con un golazo suyo, a pura habilidad, el equipo de Heinze derrotó 1 a 0 a Aucas de Ecuador en la ida de la primera ronda de la Sudamericana

¿Hace cuánto que no ven gambetear a un jugador en el fútbol argentino? Y ojo que hablo de eludir en espacios reducidos, no de tirar la pelota larga y sacarse de encima al marcador a base de velocidad. La verdad es que se ve poco. Anoche, en el José Amalfitani de Vélez Sarsfield, en un partido por la primera fase de la Copa Sudamericana entre el local y Aucas de Ecuador, tuvimos el privilegio de ver una gambeta como las de antes. Y no una improductiva, para el costado o para atrás, sino una que terminó en gol. Que se generó a fuerza de amagues y engaños, llevando la pelota de un pie al otro mientras pasaban de largo rivales y que terminó en gol para que no quede trunca su belleza.

Las estadísticas del partido hablan de una gran superioridad del equipo dirigido por Gabriel Heinze. 72% de posesión de pelota contra 28% del rival. Tuvo 22 remates al arco mientras el equipo ecuatoriano solo pateó 6 veces. Claro que de todos esos tiros, solo 4 fueron al rectángulo defendido por el arquero Frascarelli, una falta de puntería que explicaba el 0 a 0 que parecía que no se podía quebrar.

Apareció Centurión para que gane Vélez.
Vélez celebra el gol de la victoria subido a la genialidad de Centurión

Pero en Vélez juega Ricardo Centurión. Sí, el mismo de Racing y Boca que tan bien juega pero que tantas veces sale en las noticias por chocar su auto de madrugada o llegar tarde a las prácticas. Y Centurión es distinto. En una máquina bien aceitada como la de este Vélez dinámico, él no traicionó su esencia de impredecible. A los 76´tomó la pelota un poco a la izquierda de la medialuna. Cuando todos ya se impacientaban por las chances desperdiciadas por el equipo local, él encaró al arco y, sin pasársela a posibles receptores, se metió en el área. Parecía que iba a rematar pero nos engañó a todos. Un leve quiebre de cintura y dejó desairado un defensor. Ahora sí parecía que tenía el espacio para pegarle, pero se aseguró con otro quiebre más para dejar clavado en el piso otro rival y, ahí si, rematar de derecha al gol. Qué gol ni gol… ¡golazo!

Apareció Centurión para que gane Vélez.
Ningún jugador de Aucas puede evitar el gol de Centurión

Me van a decir que es un jugador con problemas de conducta, que sus antecedentes hablan en contra de él, que no se comporta como un profesional responsable, y tienen razón. Pero es difícil despreciar un jugador con esas condiciones. Por eso los técnicos que lo quieren en sus equipos siempre tienen la confianza de que lo van a encarrilar. Es el caso de Heinze, que sabe de lo importante que es el buen funcionamiento colectivo de un equipo, pero que para ganar a veces se necesita de un jugador “distinto”. Y Ricardo Centurión demostró ayer un poquito de lo que puede hacer. Ojalá continúe en esta senda. Porque ya no hay tantas gambetas en el fútbol argentino. Y las necesitamos.