El Bayern venció 1 a 0 al PSG de Neymar y se consagró por sexta vez campeón de campeones de Europa.
En el partido final de la Champions League jugado en la “burbuja” de Lisboa en el estadio Da Luz, Bayern Münich de Alemania venció 1 a 0 con tanto de Kingsley Coman al París Saint Germain de Francia y obtuvo su sexto triunfo en el torneo más importante del continente europeo.
El PSG, que llegó a la final de la Champions por primera vez en la historia, se quedó con las manos vacías. Desde que el conjunto parisino fue adquirido por capitales qataríes, el máximo torneo continental fue su gran objetivo y el dinero invertido en grandes contrataciones apunta fundamentalmente ahí, toda vez que suele imponerse con relativa facilidad en la Liga y Copa locales.
Si bien ambos rivales habían superado sus respectivas semifinales por el mismo resultado de 3 a 0, el Bayern llegaba con un aura de candidato difícil de igualar, tras eliminar nada menos que al Barcelona de Lionel Messi por 8 a 2, un resultado que asombró al mundo por lo abultado y que dejó al equipo catalán hundido en una crisis que va a ser difícil de superar.
Sin embargo la final en los primeros 45´fue pareja. Si bien Bayern daba la impresión de estar bien parado, corría riesgos al dar mucho terreno de ventaja a delanteros peligrosos como Di María, Neymar y Mbappé. Así, hubo jugadas de riesgo en ambos arcos. A los 17´hubo una doble intervención del arquero Neuer frente a Neymar y a los 20´un tiro mordido de Lewandowsky dio en el palo derecho de Navas cuando éste no llegaba a tapar.
Tres minutos después fue Di María quien en una clarísima jugada elevó el remate de derecha, su pierna menos hábil, sobre el arco de Neuer, y a los 30, un cabezazo a bocajarro de Lewandowsky fue justo a la posición de Navas quien se quedó con la pelota. El partido era entretenido. La acciones se sucedían de una a otra área y el resultado era incierto.
El Bayern no era la aplanadora que había dejado en el camino al Barcelona y al Lyon, pero siempre estaba ordenado y llevaba peligro. Es que esta vez enfrentaba a un equipo que fue en crecimiento desde unos cuartos de final dubitativos en los que superó al Atalanta recién sobre el final hasta una semifinal en la que se impuso con autoridad al Leipzig. Sus grandes individualidades, a veces intermitentes, siempre son peligrosas.
Si bien el partido era muy interesante, el marcador siguió sin abrirse a pesar de las muchas acciones peligrosas, hasta que a los 14´del segundo tiempo, un avance del Bayern por la derecha termina con exquisito centro al segundo palo que es aprovechado por la sorpresiva entrada en solitario de Kingsley Coman que con un cabezazo cruzado al palo izquierdo de Navas pone el 1 a 0 a favor del equipo alemán.
Al gol de Coman le sucedieron unos minutos de desconcierto en el PSG que por muy poco no fueron aprovechados por el Bayern. Una jugada casi calcada al gol, esta vez es terminada por Coman con un centro que es despejado en vez de un remate al arco. El PSG intentó ganar más peso en el área haciendo ingresar a los 80´a Choupo-Moting en lugar de Di María, buscando el milagro que se produjo frente al Atalanta, pero el delantero la única que tuvo, tras pase de Neymar, no llegó a rematarla.
Bayern Münich festejó en Lisboa. Ganó la Champions League con un récord difícil de igualar: venció en todos los partidos. Está bien que a diferencia de otras ediciones, a raíz de la pandemia de COVID-19 los cuartos de final y semifinales se jugaron a un solo partido en una sede única como Lisboa. Pero ni en épocas del Real Madrid de Alfredo Di Stéfano ganador de cinco Copas al hilo un equipo ganó todos los partidos que jugó.
Por el lado del PSG, la imagen del llanto de Neymar y del argentino Paredes por haber estado tan cerca del objetivo y no conseguirlo. Por lo pronto el equipo francés, creado en 1970 y donde supo brillar con sus goles Carlos Bianchi por primera vez llegó a la final. Seguramente redoblará esfuerzos (e inversiones en jugadores) para la temporada que viene.
Después de siete años, el Bayern vuelve a reinar en Europa. Y uno ve a Müller y a ese arquero gigante llamado Neuer (figura de esta final) festejar, y no puede dejar de pensar en el Mundial del 2014 y recordar la frase de Gary Lineker, aquel temible goleador inglés: “El fútbol es ese deporte que se juega 11 contra 11 y en el que siempre ganan los alemanes”.