El serbio se impuso 7-6, 1-6, 7-6, 4-6 y 13-12 en la final más larga de la historia del torneo.

Fue una clase magistral de tenis. Por suerte televisada a todo el mundo y no reducida a los espectadores que tuvieron el privilegio de colmar el Court Central del All England. Estuvo a cargo de dos de los mejores jugadores de todos los tiempos, conforme la cantidad de titulos de Grand Slam que atesora cada uno. Ganó Novak Djokovic después de 4,57 horas de puro tenis, convirtiendo este partido en la final más larga de la historia de Wimbledon. Y no duró más porque se aplicó la nueva reglamentación que impone jugar tie-break si se llega a un 12 a 12 en el quinto set. Daba ganas de que no terminaran nunca.

Probablemente había una mayoría que quería que ganara Federer. La admiración que provocan su 37 años (cumple 38 el 8/8), verlo ganar su noveno Wimbledon y su 21 título de Grand Slam, ese estilo que hace parecer tan simple y elegante pegarle con la raqueta a la pelotita, y esa “humanización” de los últimos años que lo hizo acercarse más a la gente, fueron parte de las razones para que el público presente celebrara más sus puntos que los del serbio. Sin agredir ni silbar a Nole, pero sin poder ocultar el favoritismo por el suizo.

Djokovic también iba por lo suyo. Ganar el trofeo por quinta vez, llevarse su 16 título de Grand Slam y ampliar la diferencia que le lleva al suizo en los enfrentamientos personales. Hasta hoy, se habían enfrentado en 48 oportunidades, llevando la delanera 26 contra 22 victorias de Federer.

El primer set fue parejo al extremo. No se quebraron y así llegaron al tie-break donde Nole sacó una mínima diferencia para ganarlo 7-5. El segundo set fue todo de Roger. Djokovic pareció errático y el suizo encendido. Fue un 6-1 sin atenuantes para Federer. En el tercero volvió la paridad, cada uno mantuvo su servicio y Nole volvió a quedarse otra vez con el tie-break esta vez por 7-4. El cuarto set mostró como el serbio quebraba por primera vez el servicio de su rival, pero no le sirvió de mucho ya que Federer le quebró dos veces y lo ganó 6-4. Todo se resolvería en el quinto, como si un experto en suspenso hubiera escrito el guión.

Palo a palo, punto a punto, game a game. Parejo como el primer y el tercer set, esta vez Djokovic logra quebrar el saque del suizo en el sexto game, pero Roger se repone y a su vez lo quiebra, volviendo a igualar las cosas. Hubo momentos en que parecía que la balanza se inclinaba para un lado, como cuando Nole salvó dos match points. Pero todo volvía a emparejarse hasta llegar a la igualdad en 12. La nueva reglamentación, para evitar partidos eternos, indica que, si bien se elimina el tie break en el quinto set, este se vuelve a instalar si se llega a un 12 a 12. Así, por tercera vez en la tarde tuvieron que definir un set a muerte súbita y nuevamente se impuso el serbio por 7 a 3. Novak Djokovic volvía a ganar el título como el año pasado. Con una sonrisa miró a todas las tribunas que antes celebraban los tantos de Federer y ahora lo aplaudían. Saludó al sector donde estaban sus padres que, como buenos abuelos cuidaban de su pequeño hijo que aplaudía también. Acababa de obtener su 5to Wimbledon frente a la leyenda de Federer y su ocho torneos. Si sumamos siete Abiertos de Australia, un Roland Garrós y tres Abiertos de los EE.UU., ya son 16 torneos de Grand Slam. A 2 de Rafael Nadal (18) y a 4 de Roger Federer (el más ganador con 20). Sin dudas Djokovic quiere escribir su propia leyenda.