La selección clasificó para la segunda vuelta y mañana a las 9,30 de Argentina enfrenta a Rusia

Señora, señor, siga a este equipo que no lo va a defraudar. Podrá ganar o perder, pero siempre va a dar todo de sí y lo va a hacer sentir orgulloso. Ya no está la Generación Dorada con Ginóbili, Nocioni, Oberto y los demás. Solo queda el enorme Luis Scola de aquella vieja guardia que llevó a nuestro básquet a la cima de la consideración mundial. Y es Scola el encargado de transmitir el legado a este grupo más joven de jugadores salidos de nuestra Liga Nacional y fogueados casi por completo en Europa. Así Campazzo, Laprovítola, Deck, Garino, Brussino, Vildoza y el resto toman el testimonio de esta posta imaginaria, encolumnados detrás de su capitán, logrando que esa “mística dorada” no se pierda.

El seleccionado ganó sus dos primeros partidos en el mundial que se está desarrollando en China. En el debut, pasó por encima a Corea del Sur 95 a 69 basando su juego en la efectividad de sus tiros de tres puntos. En el segundo partido, Nigeria, que se presentaba como un rival de cuidado por sus jugadores de NBA (Okogie, Aminu, Diogu, etc.), su gran talla y potencia física, fue superado por nuestro equipo contrarrestando sus virtudes en el uno a uno con un juego de mayor tenencia, evitando correr y cambiar una carrera por otra. Argentina logró imponer un juego más propio de la FIBA, como se juega en Europa, contra el NBA propuesto por Nigeria, doblando marcas y prevaleciendo en lo táctico. Así clasificó a la segunda fase.

Mañana, a las 9,30 de nuestro país, se enfrentará con Rusia, el último rival del grupo. Los dos seleccionados ya están clasificados, pero el partido es muy importante porque de acuerdo al nuevo formato de competencia, los puntos conseguidos en la zona se arrastran a la siguiente etapa. Es el rival más fuerte del grupo y va a ser extremadamente difícil. Pero ahí está Luis Scola, convertido con sus 23 puntos frente a Nigeria en el segundo goleador histórico en los mundiales con un total de 611 (el primero es el brasileño Oscar Schmidt con… ¡906!), declarando que el equipo está bien y que se tienen confianza. Y si el capitán y emblema, en su quinto mundial, confía, por qué no nosotros. Este equipo puede perder, pero no nos va a defraudar.