
Era un partido especial. River visitaba el Bosque con un equipo alternativo por tener la cabeza puesta en el partido del martes por las semifinales de la Libertadores con Boca. Uno podría pensar que era una gran oportunidad para que Gimnasia se aprovechara de un rival que presentaba una formación más débil de lo habitual. Pero Maradona tenía sus propios problemas para formar el equipo, ya que García y Torsiglieri estaban suspendidos y Mussis y Licht lesionados. Y está claro que Diego no tiene la posibilidad de contar con la misma jerarquía de suplentes que tiene Gallardo.
El ingreso de los equipos fue una fiesta. La gente que colmaba el estadio deliraba ante la salida de Maradona. El peligro del descenso, pasa a un segundo plano, y la gente elige alentar y celebrar que el ídolo argentino hoy se sienta en el banco de suplentes de Gimnasia para intentar la hazaña de la permanencia. Párrafo aparte merece el largo abrazo entre Gallardo y Diego. El técnico de River lo fue a buscar y Maradona se levantó y fue a su encuentro. Durante unos segundos se mezclaron en un emotivo abrazo del que parecían no querer despegarse.
El primer tiempo nos mostró a un Gimnasia con mucho impetu y presión alta que incomodó a River. El millonario no tenía la pelota en la zona de creación, pero se las arreglaba para que el Lobo no le genere mucho peligro. A los 21, un chispazo de River abrió el marcador. Un pase de Julián Álvarez es controlado por Scocco con una jerarquía extraordinaria y la cede a Carrascal que al ingresar al área define cruzado ante la salida de Martín Arias. Simpleza y calidad individual para poner a River arriba 1 a 0. Gimnasia reaccionó enseguida y llevó riesgos al área de River. Primero Tijanovich lo tuvo y respondió con los pies Bologna, titular después de más de dos años. A los pocos minutos, un cabezazo de Guanini volvió a encontrar una milagrosa intervención del arquero. Las pelotas aéreas siguen siendo todo un problema para el equipo de Gallardo. Un equipo limitado como Gimnasia le creó muchos problemas por esa vía.
En el segundo tiempo, ni siquiera con el ingreso de Paulo Díaz mejoró River en los envíos aéreos. Gimnasia le creó oportunidades, pero siempre se encontró con un iluminado Bologna que se fue agigantando con el correr de los minutos. River corría y no daba ninguna pelota por perdida, aunque peleando y luchando, se olvidaba de jugar, que es lo que mejor hace. Aún así, a los 73´la pelota le cae nada menos que a Scocco, que vence la resistencia de Matín Arias. A partir de ahí sí, River tuvo más oportunidades que no supo aprovechar. Pero a medida que se consumía el tiempo quedaba la sensación de que River ganaba sin brillar, gracias a la jerarquía individual innegable de algunos de sus jugadores.
En Gimnasia por primera vez la hinchada gritó en contra de la Comisión Directiva. Es que pasan los partidos y el equipo sigue sin ganar, hundiéndose cada vez más en el descenso. Y cuando el hincha se acordó que la pérdida de la categoría se acerca, se olvidó de la fiesta del recibimiento y del aliento. Al parecer, cuando termina el partido y el resultado es inamovible, no hay Maradona que valga.
Gimnasia y Esgrima de La Plata: Martín Arias; Morales, Guanini, Guiffrey y Melluso; Ayala y Paradela; Comba (64´Vargas), Alemán (72´Spinelli) y Tijanovich (56´Miranda); Velázquez. DT: Diego Maradona.
River Plate: Bologna; Elías López (46´Paulo Díaz), Rojas, Pinola y Nahuel Gallardo; Julián Álvarez, Zuculini, Sosa (69´Palacios) y Angileri; Carrascal y Scocco (76´Rollheiser). DT: Marcelo Gallardo