Los juegos de Lima 2019 llegaron a su fin marcando la mejor actuación de un equipo argentino fuera del país.

No se esperaba. Uno podía ser optimista respecto de los representantes argentinos en algunos deportes, pero que nuestra delegación tuviera semejante actuación, nadie lo auguraba.

Hubo recorte presupuestario. Tres años consecutivos bajaron los fondos en el Presupuesto Nacional. Hay deportes que lo sienten más que otros, pero nunca es bueno que llegue menos ayuda del gobierno. Sin embargo, la capacidad de algunos atletas, la preparación a largo plazo de algunos deportes como la natación y la superación de nuestros deportistas en disciplinas como la arquería, lograron que la merma de dinero no fuera tema central ni excusa.

Sin dudas, en algunos deportes nuestros representantes eran favoritos. El hockey de Las Leonas, por ejemplo, si no lograba el oro era fracaso. Aunque en las últimas dos ediciones, Guadalajara 2011 y Toronto 2015, había obtenido la medalla de plata al caer con EE.UU. en las finales. De Delfina Pignatello se esperaba mucho, y con los tres oros conseguidos cumplió con creces, siendo elegida para llevar nuestra bandera en la ceremonia de cierre. El básquet llegó como candidato, con lo mejor que tiene, y se quedó con la dorada. El rugby, a nivel continental siempre apunta alto, aunque en la modalidad de seven había chocado alguna vez con EE.UU. Esta vez no hubo sorpresas y fue dorado.

Otros deportes, sin embargo, no fueron a Lima respaldados por la confianza de la gente. Fernando Batista, técnico del seleccionado de fútbol sub 23, formó un equipo con lo que pudo, ya que muchos clubes, al no ser obligatorio, se negaron a cederle los jugadores (¿dónde habrá quedado eso de “la selección nacional es la prioridad”?). Sin embargo, supo insuflarle al grupo una mística que se notó en la cancha y alcanzó el oro cuando todos esperaban casi un papelón. El voley, que no le había dado prioridad a los Panamericanos, sino al Preolímpico de China, presentó un equipo juvenil que llegó a lo más alto.

Y acá vale hacer una reflexión. Siempre se dijo que el deportista argentino no jugaba en equipo. Que los grandes representantes de nuestro deporte eran ejemplo de esfuerzos individuales. Fangio, Vilas, Monzón, Sabattini, Locche, De Vicenzo, etc. Incluso se destaca a Maradona, Ginóbili y Messi como genios individuales que hacen maravillas y lideraron equipos. En Lima 2019, Argentina se destacó en los deportes por equipo. A los ya nombrados básquet, fútbol, rugby, voley y hockey femenino hay que agregarles el hockey masculino, el softbol y el handball, brillantes ganadores del oro. Y Las Panteras del voley que fueron bronce, las chicas del fútbol femenino que perdieron la final por penales y el básquet 3×3 femenino que consiguió la medalla de plata, nos marcan con sus podios que no todo lo que brilla es solamente oro.

Una actuación histórica. 101 medallas repartidas en 32 de oro, 35 de plata y 34 de bronce. El sexto puesto detrás de EE.UU., Brasil, México, Canadá y Cuba (que obtuvo 98 medallas, pero se subió al quinto puesto por tener 33 de oro, una más que Argentina). Es el mejor desempeño de una delegación argentina en el exterior, solo superada por las veces en que nuestro país organizó la competencia en 1951 en Buenos Aires (154 medallas) y en Mar del Plata 1995 (159).

Fueron unos juegos magníficos para nuestro país. Lo único que uno pide es que no se confunda el camino y se crea que bajando el apoyo económico igual seguirán llegando éxitos. El deporte tiene que ser una política de estado. De lo contrario, los Panamericanos solo habrán sido una ilusión.