Fue victoria de River por 2 a 1 contra San Pablo y clasificación del Millonario a los octavos de final.
En cancha de Independiente, donde hizo las veces de local por las reformas que está realizando en el Monumental, River venció a San Pablo de Brasil por 2 a 1 con dos goles del joven Julián Álvarez y a falta de una fecha para terminar la fase de grupos, logró la clasificación a los octavos de final de la Copa Libertadores de América.
Había una serie de interrogantes respecto de este regreso de River tras la suspensión de actividades a raíz de la pandemia de Coronavirus. Y muchas respuestas se vieron ayer en cancha de Independiente, donde hizo las veces de local frente al San Pablo de Brasil en el marco del grupo D de la Copa Libertadores de América, por tener el Monumental con reformas.
Dentro de lo que es la competencia continental, San Pablo es un rival de jerarquía, que venía con la necesidad de ganar para no quedar eliminado y con sed de venganza luego del empate en dos goles de local frente al millonario, partido en el que por largos pasajes se vio superado. Además había recuperado a un jugador clave como Dani Alves, con todo lo que significa futbolística y anímicamente.
Y frente a este rival, River mostró un nivel superlativo. Parece no haber sentido los seis meses de inactividad. A la indudable capacidad de sus individualidades, le agrega un funcionamiento envidiable y, por momentos, un ritmo al que podríamos calificar de “europeo”, con una dinámica que se asemeja a un partido de primer nivel de la Champions League.
Este River de Marcelo Gallardo se reinventa dentro del mismo orden. Porque cuando parecía que iba a sufrir la venta de Exequiel Palacios, el técnico mueve las piezas e incluye a Julián Álvarez, un joven de 20 años que cumple la función de tercer delantero, llegando vacío a posición de gol y convirtiendo al punto que, con 4 goles, lidera la tabla goleadora del equipo en la Libertadores. El hecho de haber sido el autor de los dos en la noche de Avellaneda no es casualidad
El primer gol a los 11´fue una magnífica obra colectiva que tuvo 18 toques y en el que participaron nueve de los once jugadores en cancha. Salvo Armani y Suárez, todos tocaron la pelota. Y la definición de Álvarez recibiendo de primera fue fantástica. Precisión en velocidad, todos moviéndose con sentido, brindando opciones de pase, dan la idea de un River que da gusto observar.
El primer tiempo del millonario fue excelente. El gol del empate parcial del San Pablo a través de un cabezazo de Diego Costa a los 26´fue solo un accidente. Porque River no bajó la intensidad y Suárez siguió haciendo todo bien, siendo sus movimientos indescifrables para los contrarios. Así, once minutos después, Julián Álvarez volvía a poner en ventaja al local desde el borde del área tras pase hacia atrás desde la izquierda del ex Belgrano de Córdoba.
Que los últimos veinte minutos, en los que San Pablo se adelantó producto de la desesperación, nos saquen de foco. River jugó un gran partido y hasta en ese lapso Armani, al que algunos atribuyen alguna responsabilidad en el gol por no salir a buscar la pelota que cayó en el área chica, le tapó un remate espectacular a Brenner y el rebote es desviado en la línea por Martínez Quarta. El arquero y el defensor, aportando seguridad cuando es necesario.
River ya clasificado a octavos, esperando en el último partido del grupo D por Liga de Quito para, de ganar, terminar primero. San Pablo, eliminado faltándole un partido y obligando al técnico Fernando Diniz a dar explicaciones. Dos realidades distintas. Los brasileños ya saben lo difícil que es ganarle a este equipo de Marcelo Gallardo