En un nota para ABC el lírico Plácido Domingo hablo por primera vez sobre las denuncias de acoso sexual que recibió:

¿Cómo se encuentra de ánimo?

Han sido meses muy difíciles, pero dentro de un teatro, ensayando en el escenario, y rodeado de mis colegas, me siento tranquilo y fortalecido.

¿Qué ha sido lo peor de todo este asunto? ¿Qué es lo que más le ha dolido?

Al cabo de más de medio siglo de vida pública a más no poder, en teatros y escenarios, revistas, televisiones, restaurantes, aeropuertos y toda suerte de actividades sociales, pienso que la gente me debiera conocer de sobra. Los muchos que sí me han tratado saben que yo nunca me he comportado del modo acosador, agresivo y vulgar como en el que me han acusado.

Le acusaron de utilizar su posición de fuerza. ¿Qué tiene que decir a esto?

Nunca le he prometido a nadie un papel y mucho menos una carrera. Jamás he obstaculizado el camino a nadie y tampoco impondría ni lastimaría a ningún cantante; este trabajo requiere de mucho sacrificio, mucha preparación y mucho valor. Muy al contrario; me he dedicado a buscar, a descubrir talento y a apoyar y lanzar las carreras de muchos jóvenes artistas, tanto mujeres como hombres de todas las nacionalidades, a través de los programas de jóvenes cantantes que he establecido, y del concurso Operalia, que fundé hace veintisiete años. Jamás me ha motivado el poder. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido por amor al arte, amor a la música y por amor a la ópera y su futuro. El abuso de mi posición directiva dentro de la estructura administrativa de las Óperas de Washington y de Los Ángeles, donde trabajé, es tan imposible como inconcebible. Éramos siempre entre tres y cinco las personas involucradas en la toma colectiva de decisiones sobre los repartos y otras medidas artísticas. Nunca me involucré en la firma de los contratos. Había siempre directivos de otras áreas del teatro: administrativas, musicales y técnicas implicados en la toma de decisión. Soy partidario de la democracia y soy el primero en propiciar el diálogo entre mis colaboradores. Puedo opinar y sugerir, pero nunca he impuesto o anulado a nadie.

Plácido Domingo

¿Cómo ha afectado el asunto a su familia?

Está siendo un periodo muy difícil para todos, pero mi familia está más unida que nunca y me está apoyando al cien por cien.

¿Cuál ha sido el momento en que se sintió más reconfortado?

La función de «Nabucco» en Zúrich fue definitiva para mi ánimo. La acogida tan cariñosa y solidaria con que el público me recibió me emocionó profundamente y me dio una gran serenidad y fortaleza.

¿Qué sintió la primera vez que salió a escena tras el escándalo, en Salzburgo, y escuchó aquella ovación del público?

Lo de Salzburgo fue muy conmovedor. Estaba tremendamente nervioso y no sabía qué esperar. El público me recibió de una manera tan calurosa, que encontré la serenidad y la fuerza para cantar la «Luisa Miller» junto a un elenco de ensueño. La ovación al final fue el reconocimiento a una función extraordinaria por parte de todos. Salzburgo también ha sido y siempre será parte de mi historia, y me alegra mucho el volver el año entrante.«Nunca le he prometido a nadie un papel y mucho menos una carrera»

¿Por qué decidió no cantar en el Metropolitan de Nueva York apenas veinticuatro horas antes del estreno? ¿Qué pasó allí? Conociendo su relación con el teatro, imagino que sería una decisión muy dolorosa.

Sí, fue muy dolorosa. Después de cincuenta y una temporadas ininterrumpidas y habiendo cantado, dos días antes, el ensayo general de «Macbeth» con Anna Netrebko, fue la decisión más dura, pero la más cabal que podía tomar. Quise evitar una situación incómoda y proteger a la dirección del teatro y a mis colegas de la presión mediática y política que se desencadenó.

¿Y por qué decidió dimitir de la dirección de la Ópera de Los Ángeles? ¿Le empujaron a hacerlo?

Tomé esta penosa decisión por mi deseo de evitarles problemas a instituciones que me son tan queridas. El Metropolitan ha sido mi casa artística durante más de cincuenta años y ahí he cantado más funciones que en cualquier otro teatro del mundo. La Ópera de Los Ángeles es el teatro que ayudé a crear y a crecer hasta convertirlo en uno de los teatros más importantes de Estados Unidos.

¿Le sorprendió la reacción de los teatros norteamericanos, con algunas cancelaciones, en contraste con los teatros europeos, que confirmaron sus actuaciones?

Sí, claro que sí. Ante la opinión pública fui acusado, juzgado y sentenciado todo de un solo golpe sin el más mínimo beneficio de la duda, incapaz de hacer o decir nada ante una maniobra increíble e imparable. Durante las tres semanas de ensayos de «Macbeth» que tuve en el Metropolitan nunca sentí ni vi jamás ningún rechazo de nadie; al contrario, fui acogido con cariño y compañerismo de mis colegas del coro, de la orquesta y todo el staff en general, como lo vine gozando durante los últimos cincuenta y un años. Los teatros europeos se han de haber enfocado en recordar cómo soy, y simplemente eligieron conservar la relación que hemos cultivado durante décadas.

¿Pensó en algún momento en tirar la toalla? Usted ya tiene la carrera más que hecha. ¿Qué le empuja a seguir?

No, absolutamente no. Tengo compromisos firmados hasta finales de 2021 y muchos más que están por concretarse. Mientras me sienta en forma, seguiré aceptando las invitaciones para cantar que me hagan, pues continúo con la misma pasión y entusiasmo de siempre. También seguiré con mi concurso Operalia, que es una de mis grandes prioridades.

Fuente ABC