Allí obtuvo su 62° título en 1983 ante Henri Leconte.

Muy rica historia tiene el torneo de Kitzbühel, la hermosa ciudad austríaca, que desde 1970 se ofrece como sede del circuito ATP (con breves interrupciones), con muy buena aceptación de los jugadores a lo largo de los años. Actualmente es la última parada del polvo de ladrillo en el calendario, y cuenta con el local Dominic Thiem, 4° del ranking, como su estrella principal en la presente edición.

Parte de la riqueza de Kitzbühel es que fue testigo de un hito muy importante del tenis mundial: el argentino Guillermo Vilas logró allí el 62° título, el último de su extensa y fructífera carrera, que incluyó 4 Grand Slams y un Masters, y varios certámenes que hoy serían catalogados como Masters 1000. Riquísima la trayectoria del creador de la famosa Gran Willy, que contaba con 30 años de edad en la semana que se disputó el torneo, que presentaba un cuadro principal más extenso que el actual (48 contra 28), donde el mejor argentino de todos los tiempos era el máximo preclasificado, por su 7° lugar en el escalafón mundial. Había ganado también el año anterior y. la superficie era la misma a la actual, polvo de ladrillo, donde Guillermo se sentía más a gusto y donde hacia mayor diferencia. Supo ganar en todas las superficies, incluido en el césped donde alzó el Australian Open 78’ y 79’ y el Masters 74’, pero las canchas de arcilla eran las preferidas del argentino.

Volviendo a Kitzbühel 1983, el marplatense tuvo bye en primera ronda, por su condición de máximo favorito, posteriormente despachó en fila a su compatriota Gustavo Tiberti, al australiano Rod Frawley, al brasileño Marcos Hocevar y en semifinales al español Sergio Casal, arribando al match decisivo sin ceder ningún set. En la final lo esperaba un joven francés, Henri Leconte, en franco ascenso y muy respetado en el circuito, ya que era el 2° favorito. El galo era una prueba difícil en el match decisivo, contaba con 20 años recién cumplidos y se ubicaba en el puesto 22° en el ranking (fue 5° en 1986), pero el argentino hizo pesar su mayor jerarquía y experiencia. El resultado y el desarrollo del encuentro resultaron como se esperaba, Guillermo Vilas cedió un set ante el ímpetu y calidad de Leconte, y se impuso por 7/6 4/6 y 6/4. Último grito del más grande tenista que tuvo Argentina, que marcó un antes y un después en nuestro tenis, y sirvió de inspiración para todas las generaciones de jugadores que siguieron sus pasos.