Djokovic y Federer, una final jugada con mucho tenis y amor propio

Todavía se sigue comentando la increíble final disputada el domingo pasado en Wimbledon, ganada en cinco sets por el serbio Novak Djokovic sobre el suizo Roger Federer. El actual número uno del ranking ATP levantó dos match points en contra y superó algunas situaciones desfavorables que hubieran cambiado el resultado del partido en el césped londinense. Dichos comentarios exceden el ámbito del tenis, hasta los que no siguen el circuito palpitaron y disfrutaron esta gran final. Fue un verdadero thriller, con muchos y variados condimentos, que culminó con un tie break en el quinto set, después de que Federer mantuviera su servicio y equilibrara el set final en 12 games por lado. Posteriormente vino el desempate que coronó campeón a Djokovic.

Nole manifestó que fue el partido que mayor esfuerzo mental le demandó en su carrera, y eso que ha tenido batallas memorables. Viene a mi mente la final del Abierto de Australia 2012, donde el serbio prevaleció por sobre el español Rafael Nadal en casi 6 horas de juego intenso y cambiante.

Por el lado de Federer, uno imagina que le costó dormir este domingo, tuvo esas dos chances de ganarlo, y con su saque 40-15 además, dos puntos seguidos que con su servicio no pudo concretar. Ganó sus dos sets con amplitud, en especial el segundo set, y “peleó” los tres sets perdidos, flaqueando en los tres tie breaks. Llamativo, pero jugó por debajo del nivel que venía mostrando en los respectivos sets.

Pero el punto en esta columna es valorar el esfuerzo físico y mental de ambos, la pasión con la que jugaron y el disfrute que nos brindaron a todos los afortunados en ver tamaña final de un Grand Slam. Una pulseada por sumar un título más de los Grandes, Novak logró el número 16, se acerca a los 18 de Nadal y tiene en la mira los 20 del suizo. Los dos tenistas han dejado un mensaje claro de lo que significa proponerse objetivos, luchar con preparación y nobleza por lograrlos, y de no amilanarse en caso de que no se llegue a ese objetivo. Va más allá del tenis o el deporte el mensaje, sirve para personas comunes, como quien les escribe.

Durante el torneo tuvieron caminos similares, ganando con autoridad sus respectivas rondas, dejando algún set en el camino, por ahí Roger tuvo algo de resistencia en cuartos de final con el japonés Kei Nishikori   y en semifinales tuvo que lidiar con su (otro) eterno rival, Rafael Nadal que le demandó cuatro sets, pero mucho trajín e intensos peloteos, común denominador del historial del Fedal, como se conoce este duelo que tuvo su debut en el lejano 2004. Djokovic también tuvo que jugar cuatro sets en su semifinal frente al español Roberto Bautista Agut, pero se lo notó siempre con el control del match y no necesitó ir al límite de sus capacidades. Muy buen torneo de Bautista Agut, que en cuartos de final despidiera al argentino Guido Pella, que tuvo su mejor actuación en un certamen de esta magnitud.

Una gran final sin dudas, para algunos la mejor, cada cual tendrá su ranking al respecto. En mi modesta opinión, entre las mejores y para recordarla siempre. Por suerte el tenis nos entregó muchos cotejos   decisivos inolvidables, y a la par de esta final Wimbledon versión 2019. Quedó como la de mayor duración en el All England Club, superando por algunos minutos a la edición del año 2009, ganada por Roger Federer superando al estadounidense Andy Roddick 16-14 en el quinto set.

El circuito tenístico sigue de parabienes, son los mismos de siempre los que ganan los grandes torneos. Djokovic, Federer, Nadal, en el orden que prefiera cada uno, siguen dominando el tenis mundial dejando una estela y una escuela difícil de igualar.