Desmond Tutu, el arzobispo emérito sudáfricano Premio Nobel de la Paz 1984 falleció a los 90 años
Hoy nos despertamos con la noticia de que Desmond Tutu el arzobispo emérito anglicano que fue la voz que se levantó contra la injusticia del apartheid en Sudáfrica y trascendió al mundo, siendo merecedor del Premio Nobel de la Paz 1984, falleció en Ciudad del Cabo a la edad de 90 años. Y aunque siempre escribo sobre deportes, hoy les quiero escribir sobre él
Y en vez de escribir su biografía y todo lo importante que fue este hombre, no ya para su país, Sudáfrica, sino para el mundo alzándose siempre contra la injusticia, siendo la voz de los que no tienen voz, pensé en escribirles sobre un viejito de sonrisa enorme y unos ojos que transmitían paz, alegría y esperanza que conocí hace unos años
El día anterior a la ceremonia inaugural del Mundial Sudáfrica 2010, se realizó un gran concierto musical organizado por la FIFA que se denominó el “Kickoff Celebration Concert” con figuras como Shakira,, que cantaba el tema del mundial, Black Eyed Peace y Alicia Keys entre otros.
Yo había hecho la cobertura previa del recital para Fox Sports y estaba en el backstage con los músicos y todo el personal técnico, en lo que era una “Torre de Babel” de múltiples idiomas y mucha buena onda, ya que se vivía un clima de fiesta y alegría general por lo que estaba comenzar.
Y me llamó la atención un viejito lleno de energía que iba de acá para allá saludando a todos, bailando y charlando, sin que se le borrara por un instante la sonrisa de su cara. Transmitía una alegría y felicidad contagiosa. En un momento subió al escenario principal, y el público estalló en una ovación conmovedora.
Enfundado en la camiseta del seleccionado de fútbol de su país, los “Bafana-Bafana”, con bufanda y gorrito incluídos, entró bailando para hablarle a la gente que lo adoraba. No paraba de hacer bromas y pedía aplausos para “Madiba”, Nelson Mandela, en varios idiomas, recalcando que estaba feliz de ver al mundo unido en su tierra africana
Yo pensé que era un músico o personaje de televisión muy querido que había subido a hablarle a la gente, y cuando volvió al backstage me acerqué a saludarlo y felicitarlo por su energía. Lanzó una carcajada y me dijo que si conseguíamos una pelota, estaba para jugar un partidito.
Me preguntó de dónde era y me agradeció por haber ido desde tan lejos a su país. Sin parar de sonreír me contó que era uno de los días más felices de su vida. Todos juntos, haciéndonos entender hasta por señas y abrazándonos como hermanos. Era “la Nación del Arco Iris”, y se le escapó una lágrima que me hizo emocionar a mí también.
Estuvimos charlando unos veinte minutos, tiempo en el que me llenó de paz, alegría y esperanza como pocas veces en mi vida. Cuando terminamos, me dio un fuerte abrazo y se fue saludando a todos los que se le cruzaban, bailando y repartiendo sonrisas y abrazos.
Fue entonces cuando le pregunté a Apl.de.Ap., uno de los integrantes de Black Eyed Piece que estaba conmigo, quién era ese viejito tan genial. “Bishop Tutu” (“Arzobispo Tutu”) me contestó abriendo grandes los ojos sin entender cómo no lo conocía.
Había estado hablando con uno de los hombres más inspiradores de la historia de la humanidad, Premio Nobel de la Paz 1984 sin saberlo. ¿Cómo lo iba a reconocer enfundado en ese gorro y con la camiseta de fútbol puesta? Uno de esos momentos que tengo que agradecer a la profesión que elegí y me permitió vivirlos.
Hoy nos despertamos con la noticia de la muerte de Desmond Tutu, primer obispo anglicano negro en Sudáfrica e incansable luchador contra el apartheid. Me puso triste. Pero en seguida recordé este encuentro con el “viejito simpático”. Y ponerse triste sería algo impropio ante esa sonrisa eterna. Por eso quise compartir con ustedes esta historia.