Francisco se refirió críticamente hacia los cardenales, obispos y burócratas del Vaticano.

El Papa Francisco se dirigió en su discurso de Navidad hacia los integrantes del Vaticano y mencionó que el orgullo, interés propio y “el brillo de nuestra armadura” pervierte sus vidas espirituales y corrompe la misión de la Iglesia.

Francisco realizó sus declaraciones frente a los cardenales y obispos en el Salón de las Bendiciones. En el, llamó a acercarse con humildad hacia los más necesitados, denunciando a los que se escudan “de forma inflexible” en las tradiciones de la Iglesia en lugar de acercarse a los que necesitan ayuda.

El Papa llamó a fomentar la humildad en Navidad

“Los humildes y los preocupados no solamente por el pasado, sino también por el futuro, saben mirar hacia delante, extender sus ramas, recordar el pasado con gratitud”, sostuvo el Papa. “Los orgullosos, por el otro lado, simplemente repiten, se vuelven rígidos y se ven enclaustrados en esa repetición, sintiéndose seguros sobre lo que saben y temerosos de cualquier cosa nueva porque no pueden controlarla”.

En otra parte de su intervención Francisco les dijo que dejen de ocultarse tras la “armadura” de sus títulos y reconocer que ellos, como el personaje bíblico de Naamán —un personaje rico— eran leprosos que necesitaban sanar.

“La historia de Naamán nos recuerda que la Navidad es la época en la que todos nosotros debemos encontrar el valor de quitarnos la armadura, desprendernos de los atavíos de nuestros cargos, nuestro reconocimiento social y el brillo de este mundo, y adoptar la humildad de Naamán”, sentenció el Papa.

Y finalizó: “Todos nosotros estamos llamados a la humildad, porque todos nosotros estamos llamados a recordar y dar vida. Estamos llamados a encontrar una relación adecuada con nuestras raíces y nuestras ramas. Sin esas dos cosas, enfermamos, destinamos a desaparecer”.