Luis Scola, a los 41 años, se retiró de la Selección Argentina de básquet tras la derrota y eliminación del equipo en los Juegos OlÃmpicos de Tokio a manos de Australia 59 a 97. Es el último integrante en actividad de la “Generación Dorada” que llevó al básquet argentino a los primeros planos a nivel mundial y un sÃmbolo del deporte en nuestro paÃs.
“Todo tiene un final. Todo termina”. Se va uno de los más grandes. No volveremos a verlo con la camiseta de nuestra selección de básquet. La emoción, para los que nos acostumbramos a ver su nombre en las formaciones durante 20 años, no se puede controlar. Este grandote que trata de contener las lágrimas de sus ojos dejó escritas páginas de gloria en nuestro deporte y un legado de trabajo, sacrificio y principios imposible de olvidar.
Esa despedida, con un partido que se detiene para dar lugar a los aplausos de todos, rivales incluidos, y que tarda en reanudarse respetando la emoción de todos, hablan de la grandeza de quien se retira. Respeto y reconocimiento para una de las más grandes figuras de la historia de nuestro básquet.
Hay que hacer un repaso de sus increÃbles números. 5 Juegos OlÃmpicos, 5 Mundiales, Medalla dorada en Atenas 2004 y de bronce en Beijing 2008, subcampeón mundial en 2002 y 2019. Una leyenda que pasó el testimonio de la Generación Dorada a los chicos más nuevos, y no se retiró hasta estar seguro de que tuvieran en claro de qué se traba esto de representar al paÃs.
Hay que escuchar las palabras del entrenador Sergio Hernández luego de terminado el partido. El significado de su presencia dentro de la cancha, y también afuera, por liderazgo, historia y talento está expresado con sentidas palabras por el técnico del seleccionado. Sin dudas a partir de ahora empezará en el equipo nacional la “era pos Scola”.
Diez años jugando en la NBA en Houston Rockets, Phoenix Suns, Indiana Pacers, Toronto Raptors y Brooklyn Nets, campeón en España con el entonces Tau Cerámica, hoy Saski Baskonia, debutó en el seleccionado nacional siendo un sub-20 en el PreolÃmpico de Puerto Rico de 1999. Si bien en ese debut no consiguió la clasificación para Sydney 2000, a partir de ahà nunca más faltó a la cita olÃmpica.
Recordemos que el básquet argentino tuvo un momento de esplendor cuando en 1950 logró el campeonato mundial y luego llegó a las semifinales de los Juegos Helsinky 1952. Pero ahà comenzó una lenta decadencia en la que faltó a 10 encuentros olÃmpicos, retornando recién en Atlanta 96, donde finalizó 9°. A partir de ahÃ, nos acostumbramos no solo a participar, sino a llegar a cuartos como mÃnimo.
La Generación Dorada tuvo el mérito de poner nuevamente al básquet argentino en la consideración mundial. Ya se fueron Ginóbili, Nocioni, Oberto y tantos otros. El último que quedaba era Luis Scola. Ahora quedarán Campazzo, LaprovÃtola, Deck encargados de mantener la mÃstica. El traspaso generacional, al fin y al cabo, fue lo que Scola asumió como un compromiso.
“Todo tiene un final. Todo termina” decÃa la canción del grupo “Vox Dei”. Ese final llegó para Luis Scola y el seleccionado. Comienza una nueva etapa.