
El hallazgo fue en tres tandas: el primero de ellos, el domingo, cuando lugareños que cazaban liebres con galgos se toparon con dos bolsos en los que había unos 85 kilos de cocaína. Luego intervino Gendarmería Nacional, que rastrilló la zona y, entre martes y miércoles, encontraron dos paquetes más con más de 100 kilos de la droga.
El procedimiento continuaba en las últimas horas con efectivos que recorrían los campos con motos enduro en busca de más paquetes de la sustancia.
Según informó la prensa local, Gendamería Nacional estaba investigando a una organización narco que utiliza la modalidad de traslado en avioneta desde países limítrofes y descarta la droga arrojándola en la llanura argentina.
Una modalidad similar se vio el 19 de enero pasado durante un procedimiento en un campo de Rancagua, cerca de la localidad bonaerense de Pergamino y a una hora de viaje de J. B. Molina.
En tanto, el domingo 17 de abril, productores agropecuarios de la zona rural de Rancagua, cerca de Pergamino, dieron con varios bultos de papel metálico perdidos en un lote de soja. Por eso, alertaron a la Policía. Los agentes confirmaron que era cocaína por un total de 90 kilos. Y cuando notificaron a la Justicia Federal, el juez federal de San Nicolás Carlos Villafuerte Ruzo y el fiscal Matías Di Lello dispusieron un nuevo rastrillaje.
No muy lejos, en un radio de 500 metros, los agentes encontraron otros 30 envoltorios que sumaron otros 60 kilos. Los ladrillos estaban semienterrados en los lotes por el impacto de la caída y el paso del tiempo. Los panes tenían estampado el sello de un felino: el logo de la serie animada Thundercats.
Se comprobó entonces que los paquetes eran idénticos a otros que habían sido secuestrados tres meses antes, el 19 de enero, durante un operativo que incluyó vigilancias encubiertas entre los maizales y culminó con la detención de cuatro personas y el secuestro de 130 kilos de cocaína que habían sido arrojados desde una avioneta que partió desde Bolivia.