
Nueva Caledonia, un archipiélago bañado por el Pacífico y administrado por Francia desde 1853, no es solo un paraíso de playas turquesa y arrecifes. Es también uno de los últimos vestigios de un sistema colonial que el mundo, en teoría, ya debería haber superado.
El Comité Especial de Descolonización de la ONU, conocido también como el Comité de los 24, un organismo creado en 1961 para supervisar la aplicación de la Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y pueblos coloniales- lo incluye en su lista de 17 “territorios no autónomos”. Allí figuran también las Islas Malvinas, Gibraltar, Sahara Occidental, entre otros. Pero en los últimos años, es Nueva Caledonia la que se ha convertido en el centro de una disputa cada vez más tensa.
En 2018, 2020 y 2021 se celebraron referendos para decidir su independencia. Si bien los tres procesos resultaron en victorias para el “no”, los dos primeros mostraron una sociedad dividida casi por la mitad. Solo en el último, marcado por el boicot del movimiento independentista, el rechazo fue abrumador. El resultado, sin embargo, no resolvió el conflicto, sino que lo profundizó.
Para los kanak, el pueblo indígena del archipiélago, el colonialismo no es un asunto histórico, sino cotidiano. El movimiento independentista ha denunciado que siguen sin tener el control real de sus tierras, sus leyes ni sus recursos, lo que consideran una forma persistente de colonialismo, señaló en diciembre pasado un dirigente del FLNKS (Frente de Liberación Nacional Kanak y Socialista), el principal movimiento independentista.
Francia, por su parte, defiende su presencia con argumentos de estabilidad, desarrollo y pertenencia institucional. El presidente Emmanuel Macron ha insistido en que Nueva Caledonia forma parte de la República, con una autonomía creciente pero enmarcada en la unidad nacional, ha repetido en varias ocasiones el presidente Emmanuel Macron.
Pero la tensión no se limita a París y Nouméa. Desde hace meses, el tema ha recobrado fuerza en foros internacionales. En particular, el Baku Initiative Group, una red impulsada desde Azerbaiyán para promover la cooperación entre territorios en situación de colonialismo o conflicto, ha incluido a Nueva Caledonia entre sus temas prioritarios. Aunque algunos cuestionan los intereses geopolíticos detrás de su agenda, lo cierto es que ha ofrecido una plataforma de visibilidad para movimientos como el del FLNKS, que en otras instancias han sido históricamente marginalizados.
NOUVELLE-CALÉDONIE Liberté ou mort!@FlnksOfficiel #Kanaky #newcaledonia #liberteoumort #unioncalédonienne #FrenchColonialism pic.twitter.com/Qqt3D9MPt6
— Baku Initiative Group (@bakuinitiative) March 13, 2025
Una frase escuchada en una reciente sesión del Comité de los 24 sostiene que el derecho a la autodeterminación no debería estar sujeto a los ciclos políticos de las potencias administradoras, se escuchó decir en una reciente sesión del Comité de los 24, en una frase que resume la frustración de muchos territorios aún no descolonizados.
A más de medio siglo del auge de los procesos de independencia, la pregunta sigue viva: ¿cuándo deja de ser un territorio una colonia? Y más aún: ¿quién tiene el derecho a decidirlo?