25/04/2025 - Edición Nº808

Internacionales

Geopolítica africana

El giro de Traoré: cómo Burkina Faso reescribe su mapa de alianzas

11/04/2025 | Bajo el liderazgo del capitán Ibrahim Traoré, Burkina Faso ha roto sus lazos tradicionales con Occidente y ha estrechado vínculos con Moscú, en una apuesta arriesgada que busca redefinir su soberanía y su papel regional.



Desde que el capitán Ibrahim Traoré tomó el poder tras el golpe de Estado de septiembre de 2022, Burkina Faso ha emprendido un giro geopolítico de alto voltaje. En menos de dos años, el país ha pasado de mantener una cooperación estrecha con Francia y otros socios occidentales, a consolidar una relación estratégica con Rusia. Este viraje no solo implica acuerdos militares y diplomáticos, sino que también está acompañado de una narrativa cada vez más crítica hacia Occidente.

En 2023, Burkina Faso expulsó a las tropas francesas y puso fin a los acuerdos de defensa que mantenía con París. Esta decisión fue respaldada por un discurso que denunciaba las formas neocoloniales de intervención en el Sahel, apelando así a la necesidad de una “soberanía real”, libre de tutelas extranjeras. La figura de Traoré, joven militar carismático y con solo 35 años, se ha consolidado como el rostro visible de ese relato: anticolonial, nacionalista y con un fuerte apoyo popular, especialmente entre sectores urbanos y juveniles.

La alianza con Rusia se ha traducido en hechos concretos. En diciembre de 2023, Moscú reabrió su embajada en Uagadugú, cerrada desde 1992. Posteriormente, en los primeros meses de 2024, el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergei Lavrov, confirmó el envío de armamento, vehículos blindados ligeros, drones de reconocimiento, y la llegada de aproximadamente 300 instructores militares rusos para asesorar a las Fuerzas Armadas burkinesas.

Según el ministro de Economía de Burkina Faso, Aboubakar Nacanabo, el país invirtió aproximadamente 1.000 millones de dólares en equipamiento militar durante 2023, lo que representó el 30 % del presupuesto estatal. Una parte significativa de esa inversión se destinó a la adquisición de material ruso, consolidando así la cooperación bilateral en el plano de la defensa., con una porción creciente destinada a la compra de material ruso. En paralelo, se firmaron memorandos de entendimiento para la construcción de una planta de procesamiento de uranio en el norte del país y para la exploración conjunta de yacimientos de oro. Este recurso representa cerca del 70 % de las exportaciones nacionales, por lo que resulta estratégico para la economía del país.

En el plano educativo, también se han anunciado iniciativas: 200 estudiantes burkineses comenzarán carreras técnicas y de ingeniería en universidades rusas a partir de septiembre de 2025. A esto se suma la oferta rusa de cooperación en ciberseguridad y monitoreo de redes sociales, en un contexto donde el control de la narrativa pública se ha convertido en una prioridad para el régimen.

No obstante, este giro geopolítico no está exento de riesgos. Aunque el discurso soberanista del gobierno ha sido efectivo para consolidar una base política interna, la creciente dependencia de Moscú podría reproducir nuevas formas de tutelaje, solo que bajo un marco ideológico distinto. Además, la salida de actores occidentales ha dejado vacíos logísticos, de cooperación humanitaria y de inversión, que Rusia aún no ha logrado —ni parece tener intención de— llenar por completo. Por ejemplo, la asistencia financiera rusa representa apenas el 8 % de la cooperación internacional que anteriormente provenía de la Unión Europea y agencias multilaterales.

A su vez, las críticas al gobierno de Traoré han comenzado a intensificarse. Se le cuestiona la concentración del poder, las restricciones a la prensa y la ambigüedad de los resultados en materia de seguridad. Aunque el discurso contra Occidente ha funcionado como recurso político, su eficacia concreta sigue siendo debatida: los ataques yihadistas disminuyeron ligeramente en 2023, pero continúan afectando a 9 de las 13 regiones del país.

En definitiva, Burkina Faso ha decidido redefinir su lugar en el tablero global. Lo ha hecho con determinación, aunque no sin incertidumbre. La alianza con Rusia puede ofrecer soluciones inmediatas en términos de defensa y visibilidad internacional, pero también plantea interrogantes sobre el tipo de soberanía que se construye cuando se reemplaza una dependencia por otra.

Por ahora, Traoré se mantiene en el centro de la escena. Y con él, una Burkina Faso que busca su lugar, entre la necesidad urgente de seguridad y el riesgo latente de comprometer su futuro en nuevas alianzas desiguales.