25/04/2025 - Edición Nº808

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De película

La increíble historia de superación del atleta que conoció a Hitler y peleó contra los nazis

15/04/2025 | Louis Zamperini participó de los Juegos Olímpicos de Berlín, donde Adolf Hitler pidió conocerlo. Luego fue piloto de combate de Estados Unidos y su avión se estrelló en el mar, donde sobrevivió en una balsa hasta que cayó preso. Sobrevivió a torturas y llegó a los 97 años para perdonar a sus captores e inspirar al mundo.



La vida del norteamericano Louis Zamperini fue realmente de película y superó a la ficción. Su historia comienza cuando su pasión por el atletismo lo aleja de la marginalidad y la delincuencia de las calles de Nueva York de los años veinte.

Como corredor de fondo, llegó a representar a Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936. Con tan solo 19 años, no llegó a subir al podio para recibir una medalla pero su potente último sprint le valió una invitación oficial al palco de honor de las autoridades alemanas. El mismísimo Adolf Hitler pidió conocerlo, al quedar impresionado por su velocidad en los últimos metros.

Durante ese instante protocolar con el jefe máximo de la Alemania nazi, no se le pasó por la cabeza lo que el futuro le tenía reservado: la carrera más difícil de su vida. Durante la Segunda Guerra Mundial, en 1941 se sumó como voluntario y reportó como bombardero en las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos. 

En 1943, su avión se estrelló en el inmenso Océano Pacífico y lo que siguió fue una prueba de resistencia humana sin precedentes: 47 días a la deriva en una balsa, luchando contra la sed, el hambre y la desesperación. Por si fuera poco todo eso, soportó el acecho de los tiburones. Y apenas era el comienzo. Zamperini fue rescatado y capturado por la Armada japonesa y pasó más de dos años como prisionero de guerra en brutales campos de concentración. 

En manos de sus captores, sufrió tratos inhumanos y torturas, sobre todo del jefe Mutsuhiro Watanabe, que sabía la trayectoria deportiva de su víctima. Ese sádico oficial japonés se convirtió en uno de los 40 criminales de guerra más buscados.

Cuando terminó la guerra, Zamperini volvió a Estados Unidos marcado a fuego por las cicatrices físicas y psicológicas del cautiverio, pero sin ánimos de revencha y venganza. Luchó pero contra el trauma y las secuelas. Encontró un refugio en la fe y desde ese lugar ayudó a jóvenes vulnerables a través de su increíble historia de supervivencia.

Su nombre se rescató del olvido en el libro “Invicto” de Lahura Hillenbrand y llegó a la pantalla grande de la mano de Angelina Jolie. Zamperini al final no necesitó ganar ninguna medalla para quedar para siempre en el podio de la historia del deporte, por su ejemplo de superación y perdón para inspirar al mundo.


A la izquierda, Don Lash, en el centro, Louis Zamperini, y Thomas Deckard, representantes de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de 1936.

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