25/04/2025 - Edición Nº808

Internacionales

Diplomacia

Corea del Sur y Siria establecen relaciones diplomáticas pese a denuncias por persecución de minorías

16/04/2025 | El acercamiento formal entre Seúl y Damasco ocurre mientras Siria atraviesa una transición convulsa, marcada por tensiones sectarias y denuncias de violencia contra minorías religiosas y étnicas.



Corea del Sur y Siria establecieron oficialmente relaciones diplomáticas el pasado 10 de abril, sellando un acuerdo que convierte a Corea del Sur en uno de los pocos países en tener lazos con casi todos los miembros de la ONU, a excepción de Corea del Norte. El acto formal tuvo lugar en Damasco y fue encabezado por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países: Cho Tae Yeol por Seúl y Hasan al Shibani por la parte siria.

El anuncio fue presentado como un paso hacia una mayor cooperación bilateral y la participación surcoreana en la futura reconstrucción del país levantino. Sin embargo, el contexto en el que se produce este acercamiento plantea interrogantes que van más allá de la diplomacia. Siria atraviesa un periodo de profunda inestabilidad tras la caída del régimen de Bashar al Assad en diciembre de 2024. Desde entonces, el país se ha visto sumido en un ciclo de violencia y venganza que ha costado la vida de más de 1.300 personas.

Entre los sectores más golpeados se encuentran diversas minorías religiosas y étnicas, incluyendo a los alauitas —grupo al que pertenecía el exmandatario Assad—, así como cristianos, drusos y kurdos. Organizaciones de derechos humanos han denunciado una ola de desplazamientos forzados, ejecuciones sumarias y discriminación institucional contra estas comunidades, en un clima de impunidad que amenaza con consolidarse.

Aunque el nuevo gobierno de transición ha prometido unidad nacional y el establecimiento de una nueva Constitución, la propuesta de una carta magna basada parcialmente en la ley islámica ha generado inquietud entre los grupos minoritarios, que temen una institucionalización de la exclusión. La comunidad internacional sigue de cerca estos desarrollos, con preocupación por los posibles retrocesos en derechos civiles y libertades fundamentales.

Corea del Sur, por su parte, ha ofrecido colaborar con ayuda humanitaria y conocimientos técnicos para la reconstrucción del país, sin que hasta el momento se haya pronunciado de forma explícita sobre las denuncias de persecución. En este sentido, el anuncio de relaciones diplomáticas deja una sensación agridulce: por un lado, representa una apertura diplomática que podría facilitar canales de cooperación; por el otro, genera dudas sobre los criterios éticos que guían las decisiones exteriores.

En medio de la transición siria, marcada por la fragilidad institucional y la polarización sectaria, cualquier gesto diplomático adquiere un peso simbólico. Y si bien los canales de diálogo son necesarios, también lo es que la comunidad internacional no pierda de vista a quienes hoy no tienen voz: las minorías perseguidas que siguen pagando el precio de la historia reciente de Siria.