25/04/2025 - Edición Nº808

Internacionales

Repercusiones

La elección en Ecuador: un tablero geopolítico de poder e impunidad

14/04/2025 | El sorpresivo triunfo de Daniel Noboa en Ecuador desata una ola de denuncias por fraude, en medio de una campaña marcada por el uso del aparato estatal, la represión, y una violencia récord que refuerza la sombra de los cárteles y del poder económico trasnacional.


por Oscar León


El 13 de abril de 2025, el Consejo Nacional Electoral de Ecuador proclamó a Daniel Noboa ganador de la segunda vuelta presidencial, un resultado que Luisa González —quien lideró varias encuestas por hasta 6 puntos hasta el viernes anterior— denunció como un “fraude masivo”.

Exigiendo un recuento voto por voto, González alegó irregularidades que incluyen, pero no se limitan a: 18 centros de votación en sus bastiones reubicados a última hora; bonos pagados en efectivo con fondos del FMI antes de la segunda vuelta; “falsos positivos” de boletas que obligaron a cerrar juntas donde tenía amplia ventaja; la prohibición de varios grupos de observadores extranjeros; ley marcial impuesta en siete provincias que le eran favorables; la negación del voto a todos los ecuatorianos residentes en Venezuela; y la campaña ilegal de Noboa desde el cargo, desoyendo órdenes judiciales.

Este desenlace, en medio de una pugna global por cobre, petróleo y metales raros —de los cuales Ecuador posee importantes reservas—, resalta la frágil soberanía e institucionalidad política del país.

La victoria de Noboa refleja el control de una élite con fuertes vínculos internacionales. Su imperio familiar, destapado en los Panama Papers, incluye a Lanfranco Holdings, vinculada a tres envíos fallidos de cocaína a Europa, un indicio de impunidad más amplia. Sus empresas adeudan 98 millones de dólares al país que ahora gobierna, una deuda que ha declarado no piensa pagar.

Tras la era nacionalista de fuerte control centralista y políticas pro-mineras de Rafael Correa —catalogada como “socialista” pese al rechazo de sectores de izquierda e indígenas antimineros—, el giro neoliberal de Lenín Moreno y Guillermo Lasso impuso una austeridad similar a la “motosierra” de Milei. Esto desmanteló al Estado gradualmente, comenzando en zonas marginales, y facilitó la infiltración de cárteles desde los puertos hasta las estructuras de poder. Los periodistas exiliados Andrés Durán y Anderson Boscán han revelado nexos entre el Estado y el narcotráfico, consolidando a Ecuador como centro de distribución y lavado de dinero.

Esa infiltración estatal y su evolución hacia una red de franquicias criminales coordinadas generó el flujo de drogas, dinero y armas que empoderó a las bandas que hoy dominan el territorio de forma casi balcánica, con escasa resistencia del Estado.

Este clima de violencia y austeridad domina el diálogo nacional y mantiene a la población en estado de shock. Sin embargo, el fantasma de la Venezuela de Maduro, con la amenaza latente de un bloqueo económico de EE.UU., le entregó una victoria a la derecha transnacional. Votante tras votante lo repiten: nadie quiere ser “Venezuela”.

Los medios tradicionales presentan a Noboa como un “moderado” enfrentando a sicarios, pero las cifras muestran otra realidad: 46 homicidios por cada 100.000 habitantes en 2023, 10.700 extorsiones en 2024 —más que en la Venezuela de Maduro— y 220 toneladas de cocaína incautadas, muchas desde puertos privados controlados por una unidad de inteligencia aduanera con un presupuesto de apenas 5.677 dólares frente a billones del narcotráfico.

5.677 dólares.

Noboa combate a pandillas callejeras, pero deja intactas las redes financieras. Su proyecto de ley contra el lavado de activos incluía cláusulas que el pleno del Congreso rechazó por considerarlas inefectivas y orientadas a imponer nuevas cargas tributarias.

En Ecuador, militares arrestan y desaparecen niños, como los “4 de las Malvinas”, amparados por indultos preventivos; al mismo tiempo, se manipulan casos para favorecer la impunidad de operarios e insiders en tramas de corrupción y narcotráfico.

Por otro lado, los partidarios de Noboa votaron con el temor de “volver a Correa”, pese a que durante su mandato el Estado era más fuerte y funcional. Los escándalos de corrupción y la represión a movimientos indígenas minaron a la izquierda, que perdió seis elecciones consecutivas (salvo unas legislativas).

Sin embargo, los números son claros: la austeridad fortalece a los cárteles, mientras la inversión social refuerza las instituciones y ofrece alternativas reales. Esa fue, de hecho, una promesa incumplida por Noboa desde su primera victoria hace casi dos años. No hubo “zanahoria”, solo “palo”. Desde entonces, la inseguridad alcanzó máximos históricos. En los meses previos a la elección, también se registraron apagones masivos y carencias graves en salud y educación.

La carrera electoral fue intensa. Las encuestas previas al balotaje mostraban a González liderando por hasta seis puntos tras un debate donde desafió públicamente a Noboa a realizarse una prueba antidrogas “aquí mismo, al salir del debate”, sin obtener respuesta.

Encuestas (7 al 9 de abril, Diario El Universo):

  • TresPuntoZero (7 de abril): González 52,87% – Noboa 47,13%

  • MaLuk (7 de abril): González 53,47% – Noboa 46,53%

  • Ideamos (7 de abril): González 52,14% – Noboa 47,86%

  • Pedro Cango (9 de abril): González 52,1% – Noboa 47,9% (±2,8%)

  • Tino Electoral (7 de abril): Noboa 53,74% – González 46,26%

  • Cedatos (7 de abril): Noboa 61,08% – González 38,92%

Las denuncias de fraude expuestas por González revelan un sistema profundamente comprometido. El CNE, con un 90% de su personal presuntamente ligado al oficialismo, ignoró reiteradas violaciones. El hermano de su presidenta, Diana Atamaint, fue nombrado a un alto cargo en Washington gracias a gestiones del propio Noboa. La fiscal Diana Salazar persigue con pruebas débiles a correístas, mientras protege a aliados de Noboa, incluso ante indicios de lavado.

En 2022, EE.UU. firmó un tratado bilateral con Ecuador que le permite instalar bases militares sin límites y operar con inmunidad judicial. Es difícil imaginar que permitirán su revocatoria por parte de González.

La exigencia de González por un recuento pone en jaque a una élite radicada en Miami, por encima de las instituciones. Como dato ilustrativo: el padre de Noboa, Álvaro, jugaba en su infancia con Winthrop Rockefeller y el rey Faruk II de Egipto en su escuela privada en Suiza. Otro dato: Leonardo Campana, primo del presidente y compañero de Messi en el Inter de Miami, ha sido reportado como más rico que el propio Messi (y que Ronaldo).

Este es el contexto de un Daniel Noboa plenamente en control. No es un político manipulado por intereses. Él y su familia son esos intereses.

El triunfo de Noboa afianza su poder, dejando el futuro de Ecuador atrapado entre tres fuerzas: el narcotráfico, las corporaciones con intereses en sus recursos, y la geopolítica estadounidense. Noboa es también ciudadano estadounidense, y como tal, ha jurado lealtad a ese país por encima de cualquier otro. Una situación que plantea preguntas clave, quizás para otro momento.