
El CEO de la aerolínea de ultra bajo coste Ryanair, Michael O’Leary, se fue a disfrutar de una comida tranquila en un restaurante irlandés. Lo que no se esperaba era que, en lugar del postre, le sirvieran una cucharada de su propia política empresarial. Al momento de pagar, la cuenta incluía cargos adicionales bastante familiares: “espacio extra para las piernas”, “asientos prioritarios” y otros “lujitos” que la aerolínea low cost suele agregar con entusiasmo quirúrgico al precio base de cualquier vuelo.
Parece que el restaurante decidió aplicar la misma lógica de la aerolínea con sede en Swords, Dublín, Irlanda, pero con cuchillos y tenedores en lugar de aviones: cobrar por absolutamente todo, menos por respirar (y quién sabe por cuánto tiempo más).
La broma, una sátira tan afilada como el cuchillo para el steak, se volvió viral en redes sociales. Algunos aplaudieron el ingenio del local por su estrategia de marketing —que, seamos sinceros, tuvo más alcance que muchos comerciales pagos—, mientras que otros simplemente disfrutaron de ver cómo un símbolo del capitalismo con tarifa básica + impuestos + sorpresas, experimentaba en carne propia lo que es ser cliente de... bueno, Ryanair.
No se sabe si O’Leary dejó propina. Aunque si fue coherente con su modelo de negocios, probablemente pidió que le cobraran extra por usar la servilleta.