
La eliminación del dólar blend y el cepo cambiario configuró un nuevo escenario para los productores agrícolas y el complejo agroexportador. Si bien la medida recién hoy se puso en marcha, para dimensionar su impacto se necesitará algo de recorrido, aunque el arranque en la cotización de la divisa norteamericana se ubicó por encima del tipo de cambio que los exportadores recibieron hasta el pasado viernes.
Los analistas comenzaron a explicar los alcances de esta medida y cual es la implicancia de este nuevo esquema cambiario para el sector. La recepción de la medida fue buena por parte de la industria, mientras que en el caso de las entidades que representan a los productores, tuvo algunos matices.
Si bien destacaron la eliminación de la brecha cambiaria y el cepo -un reclamo de larga data- se vieron sorprendidos por las declaraciones del presidente Javier Milei, que ratificó la vuelta del esquema tradicional de retenciones a partir del 30 de junio y además, “recomendó” a los productores que se apuren a liquidar ventas antes de ese plazo. No debe perderse de vista que ya comenzó la cosecha de soja y maíz, que son la fuente principal de ingresos de dólares.
En este contexto, Dante Romano, especialista del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, anticipó que se verá una aceleración en el ritmo de ventas en plena cosecha.
“El nuevo esquema tiene implicancias profundas para la comercialización de granos, ya que introduce certezas en el plano cambiario, pero al mismo tiempo genera una baja en la capacidad teórica de pago de los exportadores”, sostuvo.
Romano estimó que a partir de la eliminación del dólar blend -que permitía liquidar un 20% al tipo de cambio financiero (CCL), los exportadores pasarán a ingresar el 100% de las divisas al mercado oficial. Como contrapartida, la industria reduciría en un 5% su capacidad de pago a los productores, que traducido en dólares y valores actuales representaría una baja aproximada de U$S 15 por tonelada en soja y U$S 10 en el caso del maíz.
Pero no todo está perdido para los productores. Según Romano, quienes capturaron precios en dólares altos previo a los anuncios podrían verse beneficiados: “Aquellos que vendieron soja a 300 dólares por tonelada y maíz a 190, ahora pesificarán a un tipo de cambio superior y recibirán más pesos”, explicó.
Y agregó: “Si bien no hay certeza sobre cuánto subirá el dólar oficial, sí sabemos que ante una devaluación mayor al 5%, incluso quienes vendieron en pesos se encontrarán con una mejora en términos reales”.
Con respecto al ritmo de las ventas de los productores -un dato que desde la Casa Rosada se sigue con atención- Romano anticipó un mayor dinamismo en las próximas semanas: “Estamos en plena cosecha, con precios interesantes en pesos, cuentas por pagar y logística por ordenar. Todo indica que se viene una aceleración en el ritmo de ventas”.
En el mediano plazo, consideró que las medidas del Gobierno podrían impulsar un entorno más favorable. "Más allá del efecto inmediato en los precios, la Fase 3 busca ordenar la macroeconomía. Si eso se consolida, el contexto de negocios será más predecible y positivo para el agro”, concluyó.