
Un gran porcentaje, más de la mitad, de los miles de asistentes al festival de música Coachella, celebrado el fin de semana pasado y que continúa este próximo, aseguraron su entrada mediante un plan de pago en plazos.
Este método que causó gran furor, sobretodo en gente más jóven, empezó a ganarle con fuerza al "compro ahora y pago después" más tradicional en eventos de este calibre. Inscribirse en el plan implica un pago inicial de US$ 41. Con la expectativa de casi 100,000 asistentes, solo esa cuota genera más de US$4 millones, que se reparten entre la plataforma de venta de entradas y el promotor del festival.
En este caso parece una cifra insignificante pensando en que el abono salía US$ 499 (más cargos) los tres días, pero esto permite como usuario y asistente, comenzar con US$ 19,99 y el resto en abonarlo cuotas por mes. Estas cuotas suelen distribuirse entre el anuncio del cartel en enero y el festival en abril.
¿Es viable un sistema similar para nuestro país? Totalmente. El argentino es fanático de las cuotas y de los recitales, lo que hace una combinación perfecta para que cuando quieras ver a tu banda favorita no tengas que pedir prestamos en otros lados o endeudarte con un amigo. Una gran opción en tiempos de crisis que solo será una cuestión de tiempo que se instale dentro de las ticketeras y productoras de Argentina.