25/04/2025 - Edición Nº808

Política

Opinión

Desempolvando a los enemigos de la escuela austríaca: guerra y verdad

20/04/2025 | Fue la lucha de poder en el sentido más craso de la palabra la que invisibilizó a la escuela histórica alemana: la guerra. 


por Octavio Majul


Tras la última nota “La escuela histórica nacional”, me llegó un mensaje con una crítica muy pertinente a mi defensa de las ideas como la madre de todas las batallas. Es que finalmente fue la lucha de poder en el sentido más craso de la palabra, en el sentido más realpolitiker, la que invisibilizó a la escuela histórica alemana: la guerra

Primera Escena, fines del siglo XIX: Alemania se interpreta a sí misma como atravesando un camino alternativo (Sondernweg) de la modernidad en comparación con Francia e Inglaterra, cara y cruz de la hegemonía de Occidente. Mientras Francia e Inglaterra flameaban la bandera del racionalismo, moral en un caso y económico en el otro, Alemania defendía al espíritu como concepto superador al de la razón.

Se asustaban del mundo individualista, mecanizado al infinito a partir de cálculos y cálculos al que parecía llevar y llevó aquella civilización que puso como principal Dios a la razón cuya forma más perfecta es la de la exactitud técnica de la ciencia natural. Al concepto de civilización le oponían el de cultura entendiendo al humano como algo más que un sujeto racional cuya primera verdad es ser un individuo que organiza su vida calculadamente: forma parte de una familia, de una patria, tiene ideas y amores.

Así frente a la sociedad de individuos moderna francesa o inglesa sostenían la primacía de la comunidad alemana. Esto implicaba diferentes instituciones políticas, diferentes sistemas educativos, diferentes formas de pensamiento. En economía, en particular, una línea comenzada por Friedrich List en 1841 con su libro Sistema nacional de la economía política, que retoma ideas presentes en El Estado comercial cerrado de Johann Gottlieb Fichte en 1800, una corriente de pensamiento estatalista que hace del sujeto principal de la economía los Estados nación, se opone al pensamiento liberal cosmopolita individualista de Adam Smith y la tradición británica que defendían -a tempo con una Inglaterra ya potencia mundial que dominaba los mercados- el laissez-faire como política de mercado.

Adam Smith.

La discusión entre Schmoller y Menger de la que hablamos la semana pasada es el segundo round de esta discusión. A Menger se lo llamaba neoclásico porque retomaba y profundizada las ideas abstractas, racionales e individualistas de los clásicos como Adam Smith. 

Segunda escena, 1933: tras más de una década de inestabilidad económica, política, psicológica y largos etçéteras, la primera experiencia de una democracia semipresidencialista en el marco de una Alemania que por primera vez no tenía reyes termina en un Estado totalitario liderado por un tirano. Entre muchas interpretaciones del Sonderweg alemán, muchas de ellas no eran antidemocráticas, ni autoritarias, triunfa la Nacionalsocialista.

Haciendo culpable de la decadencia alemana a la modernidad liberal individualista -tanto por el fracaso de su propia democracia como por su enojo con las potencias hegemónicas de la modernidad liberal, Estados Unidos, Inglaterra y Francia post acuerdo de Versalle- la idea de comunidad alemana justificó el terror y la destrucción de toda comunidad posible.

Durante esta época las universidades alemanas sufrieron un proceso de nazificación de sus contenidos. Así, todo intento de pensar una ciencia no individualista -ciencia política, ciencia médica, ciencia económica, etcétera- fue reducido a pensar una ciencia racista. Cualquier interpretación no racista de la comunidad, perseguida. 

Tercera escena, 1945: en toda una Alemania intervenida comienza un proceso de desnazificación. Así, en las universidades toda la organización nazi del conocimiento es reemplazada, en la parte oriental, por la forma soviética basada en el marxismo-leninismo. ¿Y en la parte occidental? Por la forma norteamericana. ¿Y qué pensaba Estados Unidos de sí misma y su rol civilizatorio? Como una hipérbole de la hegemonía moderna, Estados Unidos llevó a religión nacional la fe en el progreso técnico racional.

El nazismo en la Segunda Guerra Mundial.

El progreso técnico es progreso humano (Hola Elon Musk). La aparición de las primeras computadoras parece satisfacer la fantasía de calcularlo todo, incluso la acción humana, incluso la acción económica. El sistema universitario financiado por empresas, junto a las fundaciones encargadas de propagación de ideas financiadas también por empresas, Ford Foundation, Rockefeller Foundation, se encargan de expandir a nivel global su forma de dividir la ciencia.

En esta división la economía queda separada de la ciencia social y reducida a una disciplina ahistórica, de datos y abstracciones. La facultad donde se estudia economía y la facultad donde se estudia historia son edificios diferentes. ¿En qué se justificaba esta decisión? En la concepción predominante de la economía de esa época: la de la escuela austríaca. Es que gran parte de sus referentes debieron escapar de la persecución nazi y así Ludgiw Von Mises y Friedrich Hayek se convirtieron en profesores famosos y autores de best-sellers en la sociedad estadounidense.

Se puede objetar que existía, también, pensamiento económico keynesiano y marxista, en este segundo caso también producto del exilio frente al nazismo. Pero, para sorpresa de quienes lean, Marx se formó económicamente en Inglaterra y su formación es más clásica que histórica y Keynes es una respuesta al interior de la misma corriente. 

Escena final. A partir de allí no solo se perdió una corriente de pensamiento estatalista pero no totalitaria, como la de la escuela histórica, sino que la norteamericanización de las currículas avanzó a lo largo del mundo. Y esto porque fueron los principales ganadores de la Segunda Guerra Mundial.

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ESCUELA ALEMANA