28/04/2025 - Edición Nº811

Internacionales

Los centinelas del Vaticano

Guardia Suiza Pontificia: historia, secretos y el ejército más pequeño -y legendario- del mundo

28/04/2025 | Fundada en 1506 por el Papa Julio II, la Guardia Suiza combina tradiciones medievales, formación militar moderna y un juramento de vida o muerte. Detrás de sus uniformes coloridos se esconde una fuerza de élite poco conocida fuera del Vaticano. Descubre la historia, los secretos y la formación de la Guardia Suiza Pontificia, el ejército más pequeño y leal del mundo, encargado de proteger al Papa. Un símbolo de lealtad y sacrificio que sigue siendo relevante en la seguridad moderna del Vaticano.



El ejército más pequeño, el deber más grande
Pocos visitantes del Vaticano se detienen a reflexionar sobre los hombres de uniformes renacentistas que custodian el Palacio Apostólico. Más allá de su apariencia colorida, la Guardia Suiza Pontificia es una fuerza militar con más de cinco siglos de historia, forjada en el rigor, la lealtad y el sacrificio absoluto.

Fundada oficialmente el 22 de enero de 1506, cuando 150 soldados helvéticos cruzaron las puertas de Roma bajo el mando del capitán Kaspar von Silenen, su misión sigue siendo la misma: proteger al Papa, incluso a costa de la propia vida.

Orígenes de una tradición guerrera
En los albores del siglo XVI, Europa era un tablero de guerras constantes. Suiza, un territorio montañoso y sin grandes riquezas naturales, exportaba su recurso más valioso: soldados. Los mercenarios suizos se habían ganado fama de invencibles tras batallas como la de Marignano (1515) y eran codiciados por las grandes potencias.

El Papa Julio II —apodado "el Papa guerrero"— no dudó en contratar una guardia personal proveniente de los robustos y disciplinados cantones suizos, buscando preservar su vida en una Roma convulsionada por intrigas y traiciones.


La Guardia Suiza protege al papa desde hace más de 500 años.

El juramento que estremece
Cada año, el 6 de mayo, en una ceremonia cargada de simbolismo, los nuevos reclutas prestan juramento frente al Papa y a Dios. La fecha no es casual: recuerda el Saqueo de Roma de 1527, cuando 147 guardias suizos murieron defendiendo a Clemente VII del ataque de las tropas de Carlos V. Solo 42 sobrevivieron.

El juramento es contundente:

"Juro servir fiel, leal y honorablemente al Sumo Pontífice y a sus legítimos sucesores, sacrificando, si fuese necesario, mi propia vida."

Requisitos: no basta con ser suizo
Para unirse a la Guardia Suiza, los requisitos son estrictos:

Ser varón

Tener entre 19 y 30 años

Medir al menos 1,74 metros

Ser católico practicante

Poseer la nacionalidad suiza

Haber completado la formación básica en el ejército suizo

Poseer antecedentes de vida intachables

El uniforme renacentista, que muchos creen erróneamente diseñado por Miguel Ángel, fue en realidad creado en 1914 por el comandante Jules Repond, inspirado en frescos vaticanos de Rafael.

Pero debajo del tejido colorido, cada guardia recibe formación moderna: manejo de armas automáticas, combate cuerpo a cuerpo, protocolos antiterroristas y defensa personal. En pocas palabras: no son meros figurantes.

Secretos poco conocidos de la Guardia Suiza
Cuerpo de elite: La Guardia entrena en centros de operaciones especiales en Suiza y colabora en ejercicios conjuntos con otras fuerzas de seguridad europeas.

No solo protocolo: Aunque su imagen es ceremonial, algunos miembros integran unidades secretas de inteligencia vaticana y están capacitados en técnicas de evacuación y defensa táctica.

Ampliación histórica: Desde 2020 se trabaja en la construcción de un nuevo cuartel más moderno, diseñado para albergar a 135 guardias, un número superior al estándar histórico.

Matrimonio autorizado: Tras cinco años de servicio, los guardias pueden casarse, pero deben comprometerse a permanecer en servicio y recibir alojamiento adecuado dentro del Vaticano.

Honor heredado: No pocos guardias provienen de familias que, generación tras generación, han servido en la institución.

Un ejército simbólico en tiempos de desafíos reales
En un mundo donde la guerra y el terrorismo han cambiado de rostro, la Guardia Suiza enfrenta un desafío singular: ser símbolo de continuidad histórica y, a la vez, estar lista para amenazas muy reales. El Vaticano, aunque enclave espiritual, no es inmune a los conflictos geopolíticos modernos.

La discreción con la que operan, su formación híbrida —tradición medieval y tácticas contemporáneas— y su juramento radical hacen de la Guardia Suiza algo único: una fuerza donde la lealtad y la fe pesan tanto como el acero de sus alabardas.

No es exagerado afirmar que, en su diminuta escala, representan una lección vigente: la fuerza no siempre reside en el número, sino en la convicción.