Bangkok frente al sismo: ¿pueden sus rascacielos resistir otro terremoto como el de Myanmar?

Aunque Bangkok no está situada en una región de alta actividad sísmica, el terremoto de magnitud 7.7 que sacudió Myanmar a fines de marzo de 2025 demostró la vulnerabilidad de su infraestructura. El colapso de una torre en construcción, proyectada para ser la nueva sede de la Oficina Nacional de Auditoría, dejó al menos 47 víctimas fatales, más de 40 heridos y decenas de desaparecidos, reavivando temores sobre la seguridad de los edificios en la ciudad. 

Una encuesta posterior al desastre reveló que más del 68 por ciento de los residentes de Bangkok teme por la estabilidad de las estructuras urbanas. Las primeras investigaciones encontraron irregularidades graves, incluyendo barras de acero por debajo del estándar, un diseño estructural deficiente sin refuerzos adecuados y el uso fraudulento de licencias profesionales de ingeniería para validar la obra.

Medios de todo el mundo cubrieron la magnitud de la tragedia ocasionada por el terremoto. 

En las últimas dos décadas, Bangkok experimentó un auge vertiginoso de construcción de rascacielos, inspirado en modelos de ciudades como Singapur y Kuala Lumpur. Sin embargo, el reciente desastre plantea la necesidad urgente de revisar los códigos de construcción, imponer estándares más rigurosos de resistencia sísmica y fortalecer los mecanismos de control público sobre las obras privadas.

Además del debate técnico, el sismo abrió una reflexión más profunda sobre el modelo de crecimiento urbano. ¿Hasta qué punto Bangkok debe seguir apostando al desarrollo vertical en una región expuesta, aunque sea de forma indirecta, a riesgos sísmicos? Expertos urbanos y organizaciones civiles llaman a repensar la planificación, dando prioridad a diseños más resilientes, áreas verdes y una expansión más armónica con el entorno natural.

Las autoridades han prometido reformar los protocolos de inspección, endurecer las normativas vigentes y auditar todas las construcciones recientes. A medida que Bangkok sigue creciendo hacia el cielo, la tragedia de marzo de 2025 podría marcar un antes y un después no solo en la forma en que se construye, sino también en la manera en que la ciudad imagina su futuro frente a las amenazas naturales.