29/04/2025 - Edición Nº812

Internacionales

Ucrania atrapada entre potencias

Europa en punto de quiebre: Rusia avanza, Trump condiciona, y la UE se divide entre Ucrania y Moldavia

29/04/2025 | Mientras Moscú intensifica su presión militar, Trump detiene la ayuda armamentística, la Unión Europea favorece a Moldavia, y países como Egipto y Rumania redefinen sus estrategias de seguridad regional. Ucrania queda así atrapada en una guerra visible y otra diplomática.



La guerra en Ucrania ya no puede analizarse solo como un conflicto armado en el este de Europa. Lo que comenzó como una invasión territorial rusa se ha transformado en una disputa geopolítica de gran escala, en la que convergen decisiones políticas de Washington, tensiones internas en Bruselas, operaciones militares estratégicas de Moscú, y el juego de intereses de actores regionales como Egipto y Rumania. En medio de este torbellino internacional, Ucrania se encuentra cada vez más aislada, mientras su futuro europeo se diluye y el frente militar se recrudece.

Rusia redobla la ofensiva: del Donbás al mar Negro

En los últimos días, Rusia ha intensificado sus avances hacia la región de Dnipropetrovsk, consolidando posiciones en zonas clave como Uspenivka y Kotlyarivka. Estos movimientos buscan debilitar los corredores logísticos ucranianos y fragmentar sus líneas de defensa. Pero la mirada de Moscú también se extiende hacia el sur, donde Odesa y el mar Negro adquieren un papel central. Las autoridades rusas, entre ellas el influyente Nikolai Patrushev, han advertido sobre posibles represalias ante las operaciones occidentales en esa zona marítima, acusando a la OTAN de prepararse para una toma de Kaliningrado.

Estas declaraciones forman parte de una narrativa de agresión preventiva que busca justificar los próximos pasos militares de Rusia, que incluyen ejercicios con armas nucleares tácticas y un endurecimiento de su doctrina de defensa. La evacuación obligatoria de familias en Dnipropetrovsk es prueba concreta de que el conflicto no solo persiste, sino que se profundiza.

Estados Unidos da un giro: Trump congela la ayuda militar

A este escenario bélico se suma una nueva dimensión política: la suspensión de la ayuda militar estadounidense a Ucrania por orden de Donald Trump. El presidente ha condicionado la entrega de armamento —tanques, misiles y drones— a un acuerdo de paz que incluya concesiones por parte de Kiev. Esta decisión deja a Ucrania sin miles de millones de dólares en asistencia clave y sin garantías de respaldo frente a la ofensiva rusa.

La medida ha generado alarma en la administración Zelenski, que ve cómo se desvanece su principal fuente de apoyo militar, justo cuando necesita reforzar su defensa aérea y modernizar sus líneas de combate. Trump ha dejado entrever que su intención es negociar una “solución diplomática rápida”, aun si eso significa aceptar la pérdida de territorios ocupados por Rusia, lo cual pone en jaque la soberanía ucraniana y refuerza la posición de Moscú en la mesa de negociación.

La Unión Europea se fragmenta: Moldavia avanza, Ucrania se estanca

En Bruselas, el panorama no es más alentador para Kiev. La Unión Europea ha celebrado los avances de Moldavia en su proceso de adhesión, incluso proponiendo abrir los primeros capítulos de negociación en junio. La comisaria de Ampliación, Marta Kos, elogió a Moldavia como un “modelo democrático”, dejando en claro que su progreso podría ser independiente del camino de Ucrania.

La mayor traba es Hungría, cuyo primer ministro, Viktor Orbán, ha bloqueado el inicio de negociaciones con Ucrania hasta que se garantice la protección de los derechos de la minoría húngara en Transcarpatia. Esta postura no solo representa un desafío diplomático, sino también una fractura simbólica dentro de la UE: mientras Moldavia es premiada, Ucrania queda relegada, pese a estar librando una guerra por los valores que la misma Unión dice defender.

OTAN y seguridad regional: de los simulacros a la advertencia nuclear

La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) ha desplegado su mayor ejercicio militar desde 1988, “Steadfast Defender 2024”, con más de 90.000 soldados en acción. Estas maniobras cubren desde Escandinavia hasta los Balcanes, y buscan preparar a las fuerzas europeas para un conflicto de alta intensidad. El secretario general Mark Rutte ha sido contundente: cualquier agresión rusa será respondida de forma “devastadora”.

Rusia, por su parte, ha reaccionado ordenando la preparación de su arsenal nuclear táctico como “respuesta simétrica”, y advierte que Occidente “está cruzando líneas rojas” en su apoyo militar a Ucrania. El equilibrio de poder en la región pende de un delicado hilo, y cada movimiento militar puede escalar hacia una confrontación directa entre potencias.

El papel de Egipto y Rumania: estrategias de contención

Fuera del eje tradicional, otros actores regionales han comenzado a posicionarse con cautela. Egipto, que cuenta con una industria militar desarrollada y mantiene relaciones con ambos bloques, ha restringido la entrega de aviones de combate a Ucrania. Esta decisión responde tanto a razones estratégicas como diplomáticas, ya que El Cairo busca evitar alineamientos que afecten su estabilidad o sus vínculos con Rusia.

Rumania, en cambio, ha intensificado su defensa, reforzando su frontera oriental y consolidando sus alianzas con la OTAN. Como vecino directo del conflicto, Bucarest ha elevado el nivel de preparación de sus fuerzas armadas y se ha convertido en un punto logístico crucial para el suministro occidental hacia Ucrania.

Europa se redefine sobre trincheras

El conflicto en Ucrania ha trascendido su propia geografía. Hoy se libra en el campo de batalla, en las cancillerías, en los tratados diplomáticos y en las alianzas estratégicas. Rusia ha capitalizado la fragmentación de Occidente; Trump, con su doctrina aislacionista, amenaza con dejar sola a Kiev; y la UE, dividida entre su pragmatismo y sus principios, favorece a Moldavia mientras pone a prueba su credibilidad.

Ucrania, atrapada entre la amenaza militar y la diplomacia condicionada, lucha no solo por su integridad territorial, sino por mantener viva su aspiración europea. Su destino ya no depende solo de los cañones o los tanques, sino de un tablero internacional cada vez más volátil, donde las reglas del juego cambian cada semana.