
La región del Himalaya vuelve a colocarse en el centro de la geopolítica mundial. A días del atentado en la localidad de Pahalgam, en la región india de Cachemira, que dejó 26 muertos —en su mayoría turistas hindúes—, el gobierno de India ha endurecido drásticamente su retórica y sus medidas hacia Pakistán. Si bien aún no hay confirmación oficial de una ofensiva inminente, la acumulación de tropas y los cruces diplomáticos hacen temer una nueva escalada militar en el sur de Asia.
Nueva Delhi atribuyó el ataque al grupo The Resistance Front (TRF), al que vincula con Lashkar-e-Taiba, una organización islamista con base en Pakistán. El gobierno de Narendra Modi ha tomado represalias de inmediato: expulsó a diplomáticos pakistaníes, suspendió la emisión de visas, cerró pasos fronterizos e inició el proceso para retirar el Tratado de las Aguas del Indo, una medida simbólica pero sin precedentes.
An X handle (@commandeleven), operated by ISI proxies (blocked in India), is circulating an image on social media that falsely claims that a formal Court of Inquiry has been ordered against Lieutenant General MV Suchindra Kumar of the Northern Command, who was earlier taken into… pic.twitter.com/UJwYErT9Zi
— PIB Fact Check (@PIBFactCheck) April 30, 2025
Por su parte, Pakistán niega cualquier implicación en el atentado y denuncia una campaña hostil por parte del gobierno indio. Islamabad afirma tener “información creíble” de que India podría lanzar una ofensiva militar en las próximas 24 a 36 horas, y ha puesto a sus fuerzas armadas en máxima alerta. Además, suspendió el Acuerdo de Shimla, cerró el espacio aéreo al tráfico procedente de India y congeló vínculos comerciales.
Ambos países han reforzado su presencia militar en la Línea de Control (LoC) en la región de Cachemira, donde ya se registran intercambios de disparos esporádicos. Aunque no hay indicios concluyentes de que una guerra abierta sea inminente, la retórica belicista y las medidas preventivas adoptadas en las últimas 48 horas configuran un escenario de máxima tensión regional.
Prime Minister Muhammad Shehbaz Sharif had a telephone conversation with United Nations Secretary-General António Guterres, focusing on recent developments in South Asia.
— Government of Pakistan (@GovtofPakistan) April 30, 2025
The Prime Minister affirmed that Pakistan condemns terrorism in all its forms and manifestations, and… pic.twitter.com/Le0bL0Z21z
El recuerdo del conflicto de Balakot en 2019, cuando aviones indios cruzaron la frontera y atacaron supuestos campos terroristas, sigue presente. Ahora, las condiciones son similares: un atentado sangriento, una respuesta política contundente y una región que acumula décadas de resentimiento sin resolver.
La pregunta no es solo si habrá una ofensiva militar, sino cuán limitada o desestabilizadora podría llegar a ser. Con dos potencias nucleares enfrentadas y un historial de confrontaciones, la región vuelve a colocarse peligrosamente cerca del abismo. La posibilidad de un conflicto sigue siendo incierta, pero la tensión ya es un hecho palpable.