
La décima edición de la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI), elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), traza un diagnóstico mixto sobre la situación social y económica de Venezuela en 2024. Aunque se observa una caída significativa de la pobreza extrema —del 50,5% al 36,5%—, los indicadores estructurales siguen apuntando hacia una sociedad profundamente fragmentada y con brechas que no se cierran.
Menos pobreza extrema, más concentración
La reducción de la pobreza extrema parece ser uno de los pocos datos alentadores del informe, atribuida principalmente a la estabilidad del tipo de cambio y una desaceleración inflacionaria que permitió cierta mejora en los ingresos. Sin embargo, más de la mitad de los hogares venezolanos (56,5%) siguen siendo considerados pobres desde una perspectiva multidimensional, lo que incluye carencias en salud, educación, servicios y empleo.
A esto se suma un agravante: la concentración del ingreso no solo no se ha reducido, sino que ha aumentado. El índice de Gini —que mide la distribución del ingreso— pasó de 40,7 en 2014 a 53,9 en 2024, un salto que evidencia la distancia entre los sectores más favorecidos y el resto de la población.
El trabajo que no llega para las mujeres
El panorama laboral también muestra fuertes asimetrías. Solo tres de cada diez mujeres venezolanas tienen empleo formal, y sus ingresos son, en promedio, 36% más bajos que los de los hombres. Las brechas se acentúan aún más en puestos de dirección y toma de decisiones, donde la participación femenina sigue siendo marginal.
El informe expone así una economía que, incluso en medio de su leve recuperación, reproduce las lógicas de exclusión que ya venían acumulándose en la última década. El género sigue siendo un factor determinante en el acceso a derechos económicos básicos.
La pobreza y la angustia son siamesas. De acuerdo con la misma Encovi, casi 80% de los venezolanos está preocupado porque los alimentos se les acaben. Es una aflicción en todos los estratos, profesiones, edades, regiones; en un país donde el salario mínimo equivale a 2 dólares y… pic.twitter.com/9mnDHwwjx2
— Pedro Antonio de Mendonça (@PedroDeMendonca) April 30, 2025
Educación: un futuro fuera del aula
Uno de los datos más preocupantes del estudio es que cerca de 3,9 millones de niños y jóvenes están fuera del sistema educativo. Este fenómeno impacta de forma directa en la proyección de oportunidades y perpetúa un ciclo de pobreza intergeneracional difícil de romper. La ENCOVI resalta la urgencia de políticas que reviertan la deserción escolar, especialmente en zonas vulnerables y entre adolescentes.
Además, por primera vez, la encuesta incluyó mediciones sobre discapacidad, revelando que un 18% de la población presenta dificultades visuales, un 9% motoras y un 4% auditivas. Estos números también reflejan la necesidad de sistemas de protección e inclusión que hoy no están suficientemente desarrollados.
La UCAB publicó la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) 2024 que confirma la precariedad en las condiciones de vida de los venezolanos.
— Ángel Subero Vásquez (@AngelSubero) April 29, 2025
🧵La desigualdad económica aumentó: el coeficiente de Gini pasó de 40,7 a 53,9 en una década. El 10% más pobre gana $12,50 al mes.
Diagnóstico claro, políticas pendientes
La ENCOVI 2024 no solo cuantifica la crisis, también señala los desafíos estructurales que siguen pendientes. Las mejoras parciales en ingresos no han sido suficientes para corregir décadas de desinversión social. Y aunque el crecimiento económico puede ser una condición necesaria, está lejos de ser suficiente para alcanzar un desarrollo inclusivo.
En definitiva, el informe advierte sobre una recuperación fragmentada que beneficia a pocos y deja atrás a los más vulnerables. La Venezuela de 2024 sigue arrastrando fracturas sociales profundas que requieren más que estabilidad macroeconómica: necesitan decisiones políticas sostenidas, con enfoque territorial, de género y generacional.