
Las modificaciones que el Gobierno nacional implementó en el esquema cambiario el mes pasado, tienen una serie de implicancias para el sector agropecuario. En este punto, si bien la unificación en el dólar constituye un paso clave para el ordenamiento de los precios relativos, la apreciación del tipo de cambio -combinada con derechos de exportación- representa un problema para la competitividad del campo.
“Entre los riesgos para el sector agrícola está el hecho de que los cambios macroeconómicos van más rápido que las reformas estructurales”, consideró el economista Santiago Giraud, en el marco de un evento que fue organizado recientemente por el Consorcio Regionales de Experimentación Agrícola (CREA).
El primer aspecto que destacó fue tanto en ganadería como lechería, el nuevo esquema cambiario no se reflejó -como suele suceder- en una brusca devaluación del peso, sino que incluso existe una pequeña apreciación, lo que contribuye a sostener el poder de compra de los consumidores argentinos.
“Si el nivel de actividad económica logra sostenerse, entonces cabe esperar perspectivas favorables para ambos sectores, dado que la mayor parte de la demanda se concentra en el mercado interno”, remarcó el economista.
La contracara de este nuevo escenario es el balance más frágil entre consumo y exportación, porque una apreciación cambiaria -con un dólar que en este momento se ubica más cerca al piso de la banda de flotación, sobre los $1.000- resta competitividad a los sectores exportadores. “Por otra parte, los empresarios ganaderos y lecheros deberán adaptarse a la posibilidad de que exista una mayor volatilidad de los costos de alimentación asociados a insumos dolarizados, como es el caso de semillas forrajeras, fertilizantes, granos y balanceados”, sostuvo Giraud.
En la actividad agrícola, el economista destacó el fin de la brecha cambiaria como uno de los factores positivos, mientras que el semáforo amarillo puede venir por el lado del costo de los insumos para la producción.
En el caso de la ganadería, el mayor problema que genera el nuevo esquema cambiario es la pérdida de competitividad en la industria frigorífica exportadora. Si bien al no haber un salto considerable en el tipo de cambio permitió a los consumidores no perder poder adquisitivo para la compra de carne, los industriales del sector advirtieron que el dólar cercano a los $1.000 afecta de manera negativa su rentabilidad.
Como se recordará, en los últimos días el Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas ABC alertó sobre despidos y reducción de horas en su personal y reconoció que el primer trimestre del año fue negativo para el negocio.
De este modo, entre enero y marzo de 2025, la entidad calculó que las exportaciones de carne vacuna acumularon 196.500 toneladas, por un valor de U$S 694.4 millones. En comparación al mismo período del año pasado, el volumen de despachos cayó un 28,4% y la facturación un 7,5%.