05/05/2025 - Edición Nº818

Internacionales

Revive una leyenda carcelaria

Vuelve Alcatraz: la prisión más temida renace bajo orden de Trump

05/05/2025 | El presidente estadounidense anunció la reapertura de la histórica prisión ubicada en la bahía de San Francisco.



Donald Trump volvió a apelar al peso del símbolo. El 4 de mayo, el presidente estadounidense ordenó la reapertura de la prisión de Alcatraz, la célebre isla-fortaleza que operó como penitenciaría federal de máxima seguridad entre 1934 y 1963. En palabras del propio Trump, se tratará de un lugar destinado a alojar a los "criminales más despiadados y violentos de Estados Unidos".

La noticia fue difundida a través de su red Truth Social, donde el mandatario sostuvo que "Estados Unidos ya no será rehén de jueces activistas ni de inmigrantes ilegales violentos", y que la reapertura de Alcatraz forma parte de una "nueva era de ley y orden". Según declaraciones de la Oficina Federal de Prisiones, el plan implica una reconstrucción casi total de la infraestructura original, que lleva décadas en desuso y funciona hoy como parque nacional y atractivo turístico administrado por el Servicio de Parques Nacionales.

Históricamente, Alcatraz albergó figuras criminales notorias como Al Capone, Robert Stroud (el "hombre pájaro de Alcatraz") y George "Machine Gun" Kelly. Su aislamiento geográfico en la bahía de San Francisco la convirtió en una fortaleza simbólica del poder penal estadounidense. Sin embargo, fue cerrada en 1963 debido a sus altos costos operativos y a la creciente obsolescencia de sus instalaciones.

La decisión presidencial desató un inmediato revuelo político. Nancy Pelosi, expresidenta de la Cámara de Representantes y figura clave de la política californiana, expresó su rechazo: "Alcatraz cerró como penitenciaría federal hace más de sesenta años. Ahora es un parque nacional muy popular y una importante atracción turística. La propuesta del presidente no es seria".

Al margen de las críticas, la reapertura de Alcatraz representa un gesto claro dentro del endurecimiento penal impulsado por Trump en su segundo mandato. Con una retórica centrada en el castigo y el control migratorio, el presidente también propuso nuevas cárceles para inmigrantes ilegales y deportaciones expeditas, lo que ha generado fuertes reacciones en los sectores más progresistas.

No obstante, la medida ha sido interpretada por otros sectores como una respuesta firme ante el avance del crimen organizado y la violencia urbana. Reabrir una instalación icónica como Alcatraz puede funcionar como un mensaje claro: ningún crimen quedará sin consecuencias. Aunque los desafíos logísticos son considerables —la prisión carece de servicios básicos y su restauración implicaría una inversión significativa—, el valor simbólico de retomar un bastión histórico del sistema carcelario podría tener un impacto disuasorio efectivo.

En medio de un clima político polarizado, la reactivación de Alcatraz invita a un debate más profundo sobre la justicia, la memoria y el rol del Estado frente al delito. La incógnita está en saber si el proyecto será ejecutado plenamente o si quedará como una potente declaración de principios en la narrativa de Donald Trump.