
Durante la noche del martes 6 de mayo, la justicia ordenó un allanamiento en la Clínica Olivos, último lugar donde estuvo internado Diego Maradona. El operativo, que terminó en horas de la madrugada del miércoles, tuvo como objetivo la búsqueda de documentación y archivos digitales vinculados a su historia clínica.
La medida fue dispuesta en el marco de la audiencia 15 del juicio que investiga las causas de la muerte del astro argentino. Según fuentes del caso, los investigadores secuestraron 279 fojas de la historia clínica y 6 estudios de laboratorio. También accedieron al contenido de 547 correos electrónicos que serán incorporados a la causa que investiga la muerte del Diez.
La fiscalía solicitó acceder a los registros del 3 al 11 de noviembre de 2020, tras el testimonio del director clínico Pablo Dimitroff, quien aseguró que sí se realizaron controles prequirúrgicos al paciente. Esta declaración contradice versiones previas y encendió las alarmas.
Dimitroff presentó documentación que, según él, respaldaría sus dichos. A raíz de esto, los fiscales pidieron el allanamiento para cotejar toda la información disponible, tanto en papel como en formato digital. Además, solicitaron un careo entre los profesionales involucrados en la atención médica de Maradona.
Uno de los testimonios más contundentes hasta el momento fue el de Fernando Villarejo, jefe de terapia intensiva, quien la semana pasada reveló que fue presionado por el entorno del exjugador, en particular por el neurocirujano Leopoldo Luque, para mantenerlo sedado durante 24 horas. También afirmó que no se realizaron estudios previos y que la internación domiciliaria a la que fue derivado Maradona no contaba con las condiciones necesarias para su tratamiento.
La clínica, según Villarejo, se oponía a ese tipo de internación y recomendaba su derivación a un centro especializado. “Diego parecía tener un cuadro psiquiátrico agudo”, declaró. Sin embargo, finalmente fue trasladado a una casa en Tigre, donde falleció el 25 de noviembre de 2020.
LN