
por Andrés Lobato
A mediados de abril, el Gobierno nacional autorizó la importación de maquinaria agrícola usada, a través del Decreto 273/25. Se trata de una medida que se suma al paquete de desregulaciones y simplificaciones administrativas impulsadas por la Casa Rosada y que generó un fuerte rechazo por parte de las fábricas argentinas, que criticaron con dureza esta decisión.
Pero lo que para un sector representa una amenaza, para otros es una oportunidad de negocios. El anuncio del Gobierno argentino no pasó desapercibido en Uruguay, en donde las empresas vinculadas a la venta de maquinaría agrícola visualizaron una ventana para impulsar sus ventas.
“Lo que ofrecemos hace más de 30 años en Uruguay, ahora también en Argentina”, lanzaron en sus redes sociales desde Agro Lavalle una firma con base en la localidad Ombúes de Lavalle, en el departamento de Colonia.
Un dato no menor es que a partir de los precios que consiguen los importadores uruguayos en Estados Unidos, los productores argentinos tendrán la chance de conseguir una máquina usada a un precio por demás ventajoso.
“Todo esto de Argentina que surgió nos tomó medio de sorpresa”, reconoció Jorge Pontet, director de la firma, en relación al anuncio de abrir las importaciones de maquinaria agrícola usada en nuestro país.
“Estamos teniendo muchas consultas, ya tenemos algún negocio cerrado de Argentina y estamos con el papeleo para comenzar a llevar las máquinas”, adelantó el directivo. Su historia comenzó en 1976, como concesionario John Deere para la zona hasta 1994. En paralelo, desde 1992 comenzaron con la importación directa de maquinaria agrícola usada y repuestos para todo el territorio uruguayo. Las primeras máquinas las trajeron desde Canadá y luego comenzaron a sumarse unidades de Estados Unidos y Europa.
La empresa cuenta con personal que trabaja en territorio norteamericano, buscando distintos productos, como cosechadoras, equipos de forrajes, cabezales, implementos y sembradoras.
“Sabemos en qué zonas de Estados Unidos hay que comprar, conseguimos máquinas que estén bien. En general están con poco mantenimiento, las traemos a nuestros talleres y revisamos todo lo que es parte eléctrica y de cosecha, en Uruguay entregamos la máquina garantizada”, detalló.
Con respecto a cómo llevarán adelante la operatoria comercial con Argentina, Pontet afirmó que por el momento, la idea es llevar las máquinas desde Uruguay: el circuito empieza en Estados Unidos, la máquina se revisa en los talleres de Agro Lavalle y luego se entrega a los compradores argentinos.
Otra opción que evalúan es hacer las gestiones para llevar la unidad directo a Argentina, pero en ese caso la máquina se entregaría sin la revisión previa y representaría un mayor desembolso para los clientes.
Esta nueva modalidad de negocios es muy reciente y los uruguayos todavía siguen ajustando detalles para concretar el desembarco en Argentina. El punto que tienen claro es que las máquinas que salgan desde Uruguay serán revisadas, pero en el caso que los clientes argentinos opten por traerlas directamente desde Estados Unidos no podrán brindar ese servicio.
Para sortear ese obstáculo, Pontet consideró que buscarán cerrar una alianza con algún taller argentino, para que pueda llevar a cabo esa tarea.
Con respecto a los valores, el directivo remarcó que en el caso de cosechadoras -tomando como base un modelo americano- el valor de una máquina usada es el 60% de una nueva. En el caso de Uruguay, explicó que los productores “prefieren comprar algo americano usado antes que algo nuevo brasilero”.
Queda por ver si en los próximos meses, los productores argentinos se inclinan por esta opción, que en un principio incluirá cosechadoras. Se trata de un rubro en donde las fábricas nacionales tiene una escasa presencia y las multinacionales del sector juegan fuerte.