08/05/2025 - Edición Nº821

Internacionales

El nuevo Papa viene del corazón de Francisco

León XIV: el Papa que desafía a Trump y hereda la revolución de Francisco

08/05/2025 | Robert Prevost, estadounidense, agustino y arquitecto del nuevo mapa episcopal, fue elegido sucesor de Francisco. Atrás quedaron las denuncias sin pruebas y las dudas por su bajo perfil. Desde hoy, la Iglesia tiene un nuevo líder dispuesto a continuar la sinodalidad, enfrentar al ultraconservadurismo y reformar la Curia.



León XIV: un nombre, una señal

Cuando el humo blanco se elevó sobre la Capilla Sixtina, el mundo contuvo la respiración. Minutos después, el nuevo pontífice aparecía con un nombre inesperado, cargado de simbolismo: León XIV. En la historia eclesiástica, los Leones fueron papas de temple reformista, guardianes de la doctrina frente a amenazas internas y externas. Pero también fueron líderes del diálogo con la modernidad. Robert Francis Prevost, ahora León XIV, recoge ese linaje en un tiempo de fuertes tensiones políticas, culturales y espirituales.

De Chiclayo al trono de Pedro

Nacido en Chicago, Prevost tiene 69 años y fue superior general de los agustinos. Su misión pastoral lo llevó a Perú, donde fue obispo de Chiclayo. Allí fue injustamente acusado de encubrimiento de abusos, pero el Papa Francisco, tras confirmar la falsedad de las denuncias, no solo lo respaldó: lo eligió Prefecto del Dicasterio para los Obispos, una de las oficinas más sensibles del Vaticano.

Desde ese rol, Prevost se convirtió en el gran reformador del episcopado norteamericano. En poco más de dos años, cambió a más de veinte obispos en EE.UU., buscando perfiles pastorales y no ideológicos. El caso más notorio fue el del cardenal Robert McElroy, designado arzobispo de Washington pese a la presión de sectores cercanos al expresidente Donald Trump. Ese gesto marcó un quiebre: la Santa Sede ya no negociaría con la agenda MAGA.

Un pontificado de brújula clara

León XIV fue una figura silenciosa durante el cónclave. No se lo mencionaba entre los favoritos principales —Parolin, Tagle, Zuppi— pero su elección responde a una lógica sólida: continuar la reforma eclesial de Francisco, sin estridencias pero con eficacia.

Entre sus prioridades están:

Consolidar la sinodalidad como forma de gobierno.

Seguir la reforma de la Curia Romana, descentralizando decisiones.

Nombrar obispos “con olor a oveja”, como pedía Bergoglio.

Resistir la politización de la fe por parte de las extremas derechas.

Este es un Papa de procesos, más que de frases memorables. No emociona como Francisco, pero trabaja como un reloj suizo. Y en estos tiempos convulsos, ese perfil puede resultar providencial.

La Iglesia frente a Trump y la nueva guerra cultural

La elección de un Papa estadounidense en tiempos de Donald Trump podría parecer una contradicción. Pero en realidad, puede ser su mayor contrapeso. León XIV representa otro EE.UU.: el de los migrantes, el de la justicia social, el de la Iglesia comprometida con los pobres.

Sus críticos —medios ultracatólicos y pseudoperiodistas ligados a MAGA y El Yunque— intentaron manchar su perfil con acusaciones sin fundamento. Pero el Colegio Cardenalicio apostó por alguien capaz de decirle “no” a los extremos y de poner al Evangelio por encima de la geopolítica.

¿Qué puede esperar el mundo?

Si Francisco fue un Papa profético, León XIV puede ser el Papa constructor. Su pontificado —que algunos ya imaginan de una década— será clave para afianzar las reformas que se iniciaron en 2013 y que aún enfrentan resistencias.

La Iglesia entra en una nueva etapa. Más madura, más institucional, pero con la misma opción preferencial por los humildes. En palabras de uno de los cardenales más influyentes, “la Iglesia no tiene que estar en el centro, sino en el fondo, para sostenerlo todo”.

Con León XIV, la profecía de Francisco tiene un heredero. No uno que hable con fuego, sino uno que siembra en silencio.

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