
La historia tiene una ironía que ni los algoritmos más sofisticados podrían haber previsto. En abril de 2025, Donald Trump compartió en sus redes una imagen generada por inteligencia artificial en la que se mostraba vestido como Papa, con capa blanca, mitra y anillo pastoral. El gesto, aparentemente trivial, fue leído por algunos como una burla a la Iglesia, mientras que para otros fue una provocación simbólica o una declaración de poder espiritual paralelo.
Lo cierto es que pocas semanas después, el cónclave vaticano eligió por primera vez a un estadounidense como Sumo Pontífice: el cardenal agustino Robert Francis Prevost, ahora Papa León XIV. La superposición temporal de estos dos hechos plantea preguntas intrigantes sobre el uso de la imagen, la identidad religiosa y el poder político en la era de la inteligencia artificial.
La imagen de Trump generó un debate intenso. ¿Estaba el expresidente ridiculizando a la Iglesia o sugiriendo una conexión simbólica entre su liderazgo y el poder espiritual? ¿Era una simple broma de campaña o un intento de apropiarse visualmente de una autoridad moral que no posee? En cualquier caso, la coincidencia con la elección de un Papa estadounidense ha vuelto a poner la imagen en circulación, esta vez con una lectura más ambigua.
El Cardenal Robert Prevost es elegido como el 267° Papa de la Iglesia Católica, adopta el nombre de León XIV.
— ACI Prensa (@aciprensa) May 8, 2025
Hoy, a las 18:07 horas (hora de Roma), el humo blanco emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina, señal de que el Colegio de Cardenales ha elegido a un nuevo papa. De… pic.twitter.com/916ms2Bh62
León XIV, exobispo de Chiclayo y figura clave en la Curia Romana bajo el pontificado de Francisco, representa un perfil profundamente distinto al de Trump: humildad pastoral, formación teológica, experiencia en las periferias. Y sin embargo, el eco de la imagen de Trump con vestiduras papales no puede ser ignorado en una época donde la percepción precede a la realidad.
La secuencia revela tres dimensiones clave del mundo contemporáneo:
La performatividad política de la imagen: Trump entendió que en la cultura digital no es necesario tener un cargo para parecerlo. Con una imagen, puede encarnar lo que representa autoridad.
La fragilidad del símbolo religioso en la era de la IA: Si cualquiera puede generarse como Papa, ¿qué queda de la reverencia y la tradición?
La necesidad de autenticidad: El contraste entre la imagen artificial de Trump y la figura real de León XIV fortalece la idea de que la autoridad espiritual no se simula: se construye.
— The White House (@WhiteHouse) May 3, 2025
Lejos de ser una anécdota aislada, el cruce entre la imagen falsa y la elección papal real abre una reflexión sobre el poder de la tecnología para influir en la imaginación colectiva y, a la vez, sobre los límites de esa influencia cuando se enfrenta con una realidad de peso histórico y espiritual.
Papa León XIV no necesita filtros ni montajes. Su autoridad no proviene de un meme viral, sino de décadas de servicio en la Iglesia, desde las misiones de Perú hasta el corazón del Vaticano. Y eso, en tiempos de simulacro, es revolucionario.