10/05/2025 - Edición Nº823

Internacionales

Disturbio universitario

Protestas radicales en Columbia: caos, arrestos y confrontación con Trump por Gaza

10/05/2025 | Más de 70 estudiantes fueron arrestados en Columbia tras una protesta que degeneró en ocupación ilegal; Trump refuerza su rechazo al caos en los campus.



La ocupación de la biblioteca Butler en la Universidad de Columbia el esta semana terminó con más de 70 estudiantes arrestados y puso en evidencia los riesgos crecientes de permitir que grupos radicalizados impongan su agenda dentro de espacios académicos. La protesta, liderada por colectivos estudiantiles pro-palestinos, exigía que Columbia retire inversiones de 14.800 millones de dólares en empresas vinculadas al ejército israelí, pero lo hizo mediante métodos coercitivos y contrarios al espíritu universitario.

Los manifestantes, muchos de ellos encapuchados y con keffiyehs, ocuparon de forma ilegal la sala de lectura principal, impidiendo el acceso de otros estudiantes y desplegando pancartas con lemas como “Strike For Gaza” y “Liberated Zone”. La universidad calificó la acción como allanamiento y solicitó la intervención de la policía de Nueva York. Videos virales mostraron a los estudiantes esposados y subidos a furgones, mientras dos agentes de seguridad resultaban heridos en los disturbios provocados por la multitud.

Este incidente no fue aislado. En universidades como la de Washington, 34 personas fueron detenidas por acciones similares. Pero en Columbia, la magnitud del desorden fue tal que Trump ordenó la cancelación de 400 millones de dólares en subvenciones federales, advirtiendo que no se tolerará una permisividad institucional frente al antisemitismo y al extremismo político.

La administración también adoptó medidas más duras: revisión de visas y posibles deportaciones para estudiantes extranjeros involucrados. El caso de Mahmoud Khalil, detenido en Luisiana, simboliza el nuevo enfoque federal: firmeza frente a quienes usan su estatus académico para alimentar el caos en nombre de causas extranjeras. “El extremismo disfrazado de activismo no será tolerado”, sentenció la Casa Blanca.

En el campus, el ambiente está fracturado. Aunque hay quienes defienden las manifestaciones como ejercicio de libertad de expresión, cada vez más voces exigen que se recupere el respeto al orden, al diálogo y al sentido académico del espacio universitario. Columbia, en este contexto, enfrenta una prueba crítica: ¿protegerá la protesta desbordada o restaurará el equilibrio institucional?

Lejos de representar un debate académico legítimo, estas protestas evidencian cómo grupos militantes intentan convertir las universidades en trincheras ideológicas. El uso de tácticas disruptivas, la ocupación de espacios y la intimidación directa a quienes no comparten su agenda son señales preocupantes de una radicalización creciente.

Este episodio no solo revela una fractura en la sociedad estadounidense, sino una crisis interna en los campus donde la libertad de expresión corre el riesgo de ser secuestrada por quienes más dicen defenderla. Las universidades deben decidir si siguen siendo centros de conocimiento o se transforman en escenarios de lucha política sin reglas.