
por Octavio Majul
En sus Lecciones sobre economía nacional (teórica) que impartió entre 1894 y 1898 en las universidades de Friburgo y Heidelberg, Max Weber buscaba establecer los fundamentos conceptuales de la naciente disciplina económica. Volvamos a recordarlo: las carreras universitarias de economía recién estaban comenzando a existir. En Alemania, por ejemplo, formaban parte de la Facultad de Ciencias del Derecho y del Estado (Rechts- und Staatswissenschaftliche Fakultät), es decir, una facultad dedicada al estudio de las leyes jurídicas y de la práctica política.
La Nationalökonomie, o economía nacional, era un ámbito de estudio en el cual las políticas económicas y las memorias de los ministros de Economía eran más relevantes que las discusiones filosófico-teóricas sobre qué es el valor económico. La economía se estudiaba como una ciencia práctica ligada a la gestión estatal.
Opuesto a esto, y retomando la rama británica clásica del estudio de la economía, la de Adam Smith, la de David Ricardo, los austríacos, con Carl Gustav von Menger, crean la teoría subjetiva del valor como la ley científica natural sobre la que estudiar con exactitud los fenómenos económicos. La teoría subjetiva del valor sostiene que el valor de un bien o servicio no depende de factores objetivos (como el trabajo o los costos de producción), sino de la utilidad o satisfacción subjetiva que le atribuye cada individuo, basada en sus preferencias, necesidades y escasez. Presupone un sujeto individual que evalúa racionalmente los medios disponibles en función de sus deseos que son de él y sólo de él.
Ahora bien, para Weber, el actuar económico fue inculcado en el humano a través de un proceso de adaptación:
“El cálculo de la acción planificada en el sentido moderno fue y es históricamente desarrollado —a lo largo del tiempo y de manera incompleta— de modo diferente por la raza e —incluso también dentro de la cultura occidental moderna— por la profesión, la educación, el intelecto y las características de los individuos” (Weber [1894-1898] 2009: 122).
Al ser el actuar económico un producto histórico, esto implica, también, que el modo y alcance en el que se haya desarrollado variará dependiendo otras variables histórico-culturales del mismo modo que, por estas, puede seguir sufriendo transformaciones, “los individuos empíricos están educados y capacitados de formas muy diferentes y de un modo incompleto en el actuar económico”. Por esto cualquier ciencia económica que quiera explicar los fenómenos económicos realmente existentes deberá trascender lo “puramente económico”.
Sobre esta atenuación de la relevancia de lo puramente económico es que se construye la grieta entre los postulados de la Nationalökonomie de Weber con los postulados de la escuela subjetiva del valor a la cuál la va a llamar “escuela abstracta”:
"La teoría abstracta parte de la base del tipo humano moderno y su actuar económico. Busca determinar los fenómenos elementales del humano completamente educado económicamente. Para este fin coloca en la base un “sujeto económico” construido y en oposición a los humanos empíricos reales
a) Consideran como no presentes los motivos no específicamente económicos que ejercen influencia en los humanos empíricos —definidos estos como aquellos nacidos por la preocupación de necesidades materiales. Los ignoran.
b) Fingen como existentes ciertas cualidades que los humanos empíricos no poseen o poseen de manera incompleta, a saber:
i. Visión completa de cada situación. Omnisciencia económica.
ii. Aprehensión sin excepción de los medios más adecuado para cada fin: absoluta “economicidad”
iii. Uso absoluto de las propias fuerzas al servicio de la provisión de bienes económicos: “Impulso a la adquisición sin descanso”
Argumentan desde un humano irreal, análogo a una figura ideal matemática (Weber [1894-1898] 2009: 122-123)".
Los humanos no estamos todo el tiempo pensando en adquirir, analizando la totalidad de la situación y haciendo cálculos de costos y fines. La escuela austríaca es abstracta porque parte de una idea de que es un humano que es irreal, una construcción teórica o una propuesta moral.
Supone que las personas estamos todo el tiempo pensando y viendo cómo hacer, cómo realizar nuestros objetivos y que para eso calculamos los medios más eficientes para hacerlos realidad. Por último piensan que estamos pensando todo el tiempo en cómo adquirir y tener más. Más que una descripción de cómo son todos los humanos, esta es una definición del ideal del emprendedor o del homo economicus.