
A partir de su llegada a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump recrudeció la guerra comercial contra China y además redobló la apuesta contra el resto de las principales potencias económicas, a través de la imposición de aranceles a los productos que ingresen a suelo norteamericano.
En el caso de Argentina, si bien fueron los menores de la escala impuesta por Estados Unidos -un 10%- se trata de una medida que puede tener un impacto en el comercio agroindustrial nacional.
En el marco de un evento recientemente organizado por la Fundación Barbechando en el Congreso Nacional, Nelson Illescas - Director de Contenidos y Comunicaciones del Grupo de Países Productores del Sur (GPS) - explicó que a partir de la tensión entre chinos y norteamericanos, el comercio agroalimentario mundial atraviesa un escenario más complejo.
La foto actual muestra posibilidades, porque países como Argentina son proveedores de productos como soja y carne vacuna, con una demanda sostenida. Pero estas posibilidades se desarrollarán en un contexto geopolítico por demás sensible, con dos contendientes de peso. Por un lado, el presidente Trump y su agresiva política de comercio exterior. En el otro extremo del ring, el presidente chino Xi Jinping analiza sus alternativas comerciales, en donde Latinoamérica -si esta conflicto escala- reforzará su posición en el mercado asiático
-¿Cómo ves el impacto de la guerra comercial en la agroindustria?
-Los commodities van a estar muy afectados por lo que suceda entre Estados Unidos y China. Entonces, si no se resuelve la cuestión de los aranceles, que en algunos casos superan el 100%, habrá mucho desvío de comercio. Esto implica que China saldrá a buscar los productos que antes compraba a Estados Unidos en otros mercados y ahí aparecen oportunidades para para la región. Pero por el otro lado, Estados Unidos buscará vender sus productos a otros mercados, que en otros momentos no tenía interés de ingresar. Entonces, por un lado tenés la oportunidad del mercado chino, pero por el otro lado tenés la competencia del exportador estadounidense.
-En este escenario, ¿cómo se mueve China?
-Está mostrando mucho interés en la región, con toda una serie de visitas que se han dado en los últimos tiempos. Entonces eso también genera un -entre comillas- problema: te alineas con Estados Unidos a nivel político o geopolítico, pero comercialmente tenés un vínculo muy fuerte con China. O sea, sos amigo de los norteamericanos y socio comercial de los chinos. El tema es hasta qué punto China no va a plantear alguna consideración política cuando se genere un vínculo muy fuerte con Estados Unidos o viceversa. Ahí es donde Argentina puede llegar a tener un problema.
-En este clima turbulento, ¿ve oportunidades de negocios?
- Sí a mí me das a elegir, obviamente que prefiero que no exista la guerra comercial. Ahí te doy una parte de la respuesta. El problema es que cualquier oportunidad que pueda aparecer es de corto plazo. Podés aumentar tal o cual producto de exportación a China, pero si se resuelve el conflicto entre Estados Unidos y China, vuelven a los canales de de comercio que tenían en su momento. No hay un horizonte temporal que permita consolidarse como abastecedor: las medidas de Trump iban a ser aranceles para todos, después se transformaron en aranceles solo para China y noventa días de espera para el resto. Hay demasiada incertidumbre como para empezar a negociar.
-Con esta volatilidad, ¿hay que decir adiós a las chances de cerrar Tratados de Libre Comercio?
-No, precisamente me parece que es un contexto para llevar adelante estos acuerdos, o algún tipo de concertación económica. Estamos en un momento en donde a la OMC no se le presta demasiado atención y tanto los países como las empresas necesitan de reglas que rijan el comercio. Entonces, la posibilidad de contar con reglas, aunque sean bilaterales o regionales, dan certidumbre en un contexto tan incierto. Me parece que que el Gobierno va en esa línea, tratar de de vender y de tener la mayor cantidad de socios comerciales posibles. De hecho, las reuniones que se han dado en el ámbito del Mercosur, hablan de poder salir al mundo,para integrarse de mejor manera. No será sencillo concretar acuerdos, no estamos en la década del 90´ cuando era mucho más sencillo y todo el mundo era más proclive a eso.
¿Qué impacto tiene esta guerra comercial en el pacto Mercosur-Unión Europea?
-Me parece que está eso está un poco más cerca gracias a Trump. La Unión Europea empieza a buscar buscar otros socios comerciales y otros abastecedores frente a esta amenaza constante de aplicación de medidas. Europa tiene que destinar fondos a su seguridad alimentaria que en otro momento estaban planteados en medioambiente y sostenibilidad. Entonces, la agenda verde empezó a quedar un poco relegada y ahí es donde creo que tenemos una oportunidad para consolidarnos como abastecedores, no solamente de alimento y materias primas, sino también de combustibles, biocombustibles y energía. La Unión Europea jugó la carta de amigarse con Rusia a través del comercio y le salió mal. Entonces tiene que empezar a mirar hacia otras regiones. Cuando miran a Estados Unidos ven a Trump, que un día puede ser tu amigo y al siguiente no. El Mercosur tiene que aprovechar esta oportunidad y cerrar de una vez por todas el acuerdo con la Unión Europea.