
El Vaticano ha difundido el acta oficial que certifica la aceptación canónica del cardenal Robert Francis Prevost como nuevo Papa de la Iglesia Católica, bajo el nombre de León XIV. El documento, redactado completamente en latín y finamente ornamentado, lleva la firma del Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias, Monseñor Diego Giovanni Ravelli, quien actuó como notario en la ceremonia del cónclave.
La pieza confirma de manera solemne que el nuevo pontífice aceptó su elección “canonice de se factam in Summum Pontificem”, es decir, de manera válida según el derecho canónico. En un detalle simbólicamente potente, el nombre León XIV aparece resaltado en color rojo, siguiendo una antigua tradición tipográfica que subraya el momento en que el elegido asume su nuevo nombre papal.
Este tipo de documentos tiene un valor tanto jurídico como ceremonial. Son redactados inmediatamente tras la elección y se integran al archivo histórico del Vaticano, siendo firmados ante testigos oficiales. En este caso, se menciona también al Secretario del Colegio Cardenalicio, el arzobispo Jean-Marc Aveline, y a otros prelados que asistieron al acto.
El acta fue emitida el 7 de mayo de 2025, fecha en que finalizó el cónclave tras varios días de deliberaciones tras el fallecimiento de Francisco. En este contexto, el nuevo pontífice —ahora León XIV— inicia su ministerio con la legitimidad jurídica plena y conforme al procedimiento apostólico tradicional.
Este documento, más allá de su forma artística y solemne, es el instrumento que garantiza que la Iglesia ya tiene nuevo pastor, elegido y aceptado según las reglas del Evangelio y la tradición canónica.
Desde un punto de vista histórico, la figura del acta de aceptación canónica tiene antecedentes que se remontan a siglos atrás, cuando la Iglesia comenzó a registrar formalmente el consentimiento del nuevo Papa como práctica de legitimidad frente a cismas y disputas de sucesión. Estos documentos garantizan la continuidad institucional y la validez espiritual del pontífice ante la comunidad católica global.
Cabe destacar también la elección del nombre “León XIV”, que conecta simbólicamente al nuevo Papa con una tradición de pontífices enérgicos y reformistas, como León XIII, recordado por su encíclica social Rerum Novarum. Esta elección podría ser leída como una señal del rumbo que pretende asumir este nuevo pontificado en un contexto de tensiones culturales y transformaciones globales.