
En medio de una competencia en el exclusivo Club Hípico Argentino del barrio porteño de Belgrano, efectivos de Gendarmería arrestaron a una mujer, en una situación poco habitual en este tipo de certámenes. Agustina Ercoli Navarro, pareja del jefe narco rosarino Fabián “Calavera” Pelozo, debía estar cumpliendo prisión domiciliaria en Córdoba pero estaba compitiendo.
La detención, realizada por el Escuadrón de Operaciones Antidrogas, se produjo el viernes pasado, en el torneo “Sol de Mayo”, que aporta puntos para el ranking de la Federación Ecuestre Internacional.
Agustina, de 30 años, había sido beneficiada con arresto domiciliario en septiembre de 2024, luego de haber sido acusada por lavado de activos vinculados al narcotráfico. Según la resolución judicial, solo podía abandonar su domicilio en Villa Belgrano (Córdoba) para atender cuestiones médicas o acompañar a su hija al colegio.
Sin embargo, decidió viajar en auto hasta la Ciudad de Buenos Aires -a más de 700 kilómetros- para participar en el evento deportivo sin autorización judicial. Su presencia fue detectada por personal de Gendarmería, que luego de corroborar la violación de las condiciones del arresto, procedió a su detención en el predio de la Avenida Figueroa Alcorta.
Además de la detención, los agentes secuestraron su teléfono celular y el vehículo con el que se había trasladado. Actualmente, se encuentra alojada en el Complejo Penitenciario Federal IV de Mujeres en Ezeiza, a la espera de nuevas disposiciones del juez interviniente.
La historia de Agustina no puede entenderse sin su contexto familiar. Su pareja, Fabián “Calavera” Pelozo, está preso en Marcos Paz bajo el régimen de “alto riesgo”. Fue arrestado en 2022, acusado de múltiples delitos, entre ellos el triple homicidio conocido como “La boda narco”, además de tráfico de casi media tonelada de cocaína y lavado de dinero a gran escala.
Agustina fue imputada por poner a su nombre propiedades adquiridas con dinero ilícito, incluyendo un lote en el Carlos Paz Golf Club y varios departamentos en Rosario. También se le adjudican emprendimientos vinculados al lavado de activos, como una escuela de equinoterapia, minimarkets y hasta un geriátrico.
Su padre, Mario Ángel Ercoli Navarro, tampoco es ajeno al entorno delictivo: está procesado por integrar la misma banda y fue acusado en 2017 por dopaje de caballos en el hipódromo de Rosario.
LN