13/05/2025 - Edición Nº826

Internacionales

Ambiciones reiteradas

Eterno candidato: Marco Enríquez-Ominami insiste en postularse a la presidencia de Chile

12/05/2025 | El exdiputado y coordinador del Grupo de Puebla vuelve a buscar la presidencia como independiente.



El exdiputado chileno Marco Enríquez-Ominami (MEO) ha oficializado su quinta candidatura presidencial, esta vez por la vía independiente. Para ello, ha iniciado el proceso de recolección de firmas exigidas por el Servicio Electoral, tras ser excluido de las primarias del bloque oficialista Unidad para Chile.

A lo largo de su trayectoria, MEO ha sido una figura de alta exposición mediática pero de escaso impacto electoral reciente. Fue diputado del Partido Socialista entre 2006 y 2010, y posteriormente fundó el Partido Progresista, colectividad que perdió su legalidad en 2022 por no alcanzar el mínimo de votos requeridos. Hoy, su accionar político está vinculado principalmente a su rol como coordinador ejecutivo del Grupo de Puebla, una plataforma de liderazgos progresistas latinoamericanos entre los que se encuentran figuras como Lula da Silva y Cristina Fernández de Kirchner.

MEO ha sido candidato presidencial en 2009, 2013, 2017 y 2021, sin lograr nunca avanzar al balotaje. Su rendimiento ha mostrado una curva descendente, pasando de obtener un 20% en su primera participación a quedar por debajo del 8% en las últimas elecciones. Su persistencia ha sido criticada incluso desde sectores afines, al ser visto como un factor de fragmentación del voto progresista en momentos decisivos.

Esta nueva postulación se da en un contexto donde la izquierda chilena busca reordenarse, con varias figuras emergentes y candidaturas en competencia. La decisión de MEO de postular fuera de cualquier pacto formal refuerza la imagen de aislamiento y desgaste que rodea su figura pública.

Críticos apuntan a que su vínculo con el Grupo de Puebla y su retórica sobre la "nueva izquierda" resultan desconectados de las demandas ciudadanas chilenas actuales, más centradas en la seguridad, la gestión económica y la eficiencia del Estado. A pesar de sus intentos por proyectarse como una alternativa moderna, su discurso permanece anclado en referencias ideológicas de una etapa anterior.

En suma, el anuncio de Enríquez-Ominami no solo revive su ambición personal de llegar a La Moneda, sino que plantea nuevas tensiones dentro del campo progresista. En un escenario de alta fragmentación, su participación podría restar votos claves a candidaturas con mayor viabilidad, debilitando el perfil electoral de la izquierda chilena en 2025.