
El gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, ha presentado una demanda civil contra Google por modificar la denominación del Golfo de México a "Golfo de América" en sus plataformas digitales, específicamente para usuarios en Estados Unidos. Esta acción legal surge tras la implementación de una orden ejecutiva del expresidente estadounidense Donald Trump, que instruía a las agencias federales a adoptar la nueva nomenclatura en sus comunicaciones oficiales. La administración mexicana considera esta política como parte de una estrategia más amplia de revisión simbólica de fronteras y proyección de poder blando desde Washington.
La cancillería mexicana, liderada por Juan Ramón de la Fuente, envió previamente cartas a Google solicitando que se abstuviera de aplicar el cambio de nombre en áreas que incluyen aguas territoriales mexicanas y cubanas. La cancillería también pidió una reunión urgente con ejecutivos regionales de Google para abordar el tema, sin obtener respuesta formal. Google procedió con la modificación, argumentando que su política es reflejar los nombres prescritos por fuentes gubernamentales autorizadas, sin necesariamente validar su aceptación internacional.
La presidenta Sheinbaum ha enfatizado que el cambio de nombre solo debería aplicarse a la porción del golfo correspondiente a la plataforma continental de Estados Unidos, y no a la totalidad del cuerpo de agua, cuya denominación histórica como "Golfo de México" data de más de cuatro siglos y es reconocida por organismos internacionales como las Naciones Unidas. Historiadores y diplomáticos mexicanos han citado mapas coloniales, actas de conferencias marítimas y resoluciones de la ONU que legitiman la continuidad del nombre original.
La disputa ha escalado a nivel internacional, con otros países y organizaciones observando de cerca el desarrollo del caso. Se han registrado expresiones de respaldo por parte de Cuba, Venezuela y Colombia, que ven en la acción de Google una injerencia simbólica en territorios del sur global. Mientras tanto, Google ha mantenido su postura, indicando que la forma en que el golfo aparece en Google Maps depende de la ubicación del usuario y otros datos, mostrando "Golfo de América" para usuarios en EE.UU. y "Golfo de México" para usuarios en México.
La Presidente Claudia Sheinbaum afirma que hay demanda contra Google por llamar “Golfo de América” al “Golfo de México”
— Arturo Villegas (@ArturoVillegasQ) May 9, 2025
Créame Sra. Presidente, que a millones de mexicanos nos vale madre cómo aparezca el Golfo en el mapa, explíquenos mejor por qué el país está endeudado hasta… pic.twitter.com/RmrTCbyydn
Este conflicto pone de relieve las complejidades de la soberanía en la era digital, donde las decisiones de empresas tecnológicas pueden tener implicaciones geopolíticas significativas. Además, plantea interrogantes sobre el papel de las plataformas digitales en la representación de información geográfica y la necesidad de establecer marcos legales que regulen estas prácticas en consonancia con el derecho internacional. Organizaciones como la Unesco y la UIT han comenzado a discutir la creación de criterios de consenso para la cartografía digital en plataformas transnacionales.
En respuesta a la demanda, se espera que los tribunales evalúen no solo los aspectos legales del caso, sino también las implicaciones más amplias para la gobernanza de la información en línea y la protección de la soberanía nacional en el ámbito digital. México ha reiterado su exigencia de que se restituya el nombre oficial del Golfo de México en todas las plataformas de Google, y advirtió que seguirá utilizando vías legales y diplomáticas para defender su soberanía y denominaciones históricas reconocidas internacionalmente. Algunos expertos han sugerido incluso llevar el tema al Consejo de Seguridad de la ONU si no se resuelve en instancias tecnológicas y comerciales.