
La Corte Federal de Manhattan fue el escenario del inicio de un juicio histórico contra Sean "Diddy" Combs, el magnate del hip-hop de 55 años. Combs está acusado de liderar una red de tráfico sexual y crimen organizado que operó durante dos décadas, enfrentando cargos graves como conspiración para el crimen organizado, tráfico sexual por la fuerza y transporte con fines de prostitución. La Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, a través de su Unidad de Derechos Civiles, busca probar que Combs utilizó su poder en la industria musical para explotar y abusar de personas vulnerables. Si es hallado culpable, podría enfrentar una sentencia mínima de 15 años, con la posibilidad de cadena perpetua.
Desde el primer día, el juicio ha estado marcado por revelaciones estremecedoras. Daniel Phillip, un stripper masculino, testificó que Combs lo contrató para tener relaciones sexuales con Casandra "Cassie" Ventura, su pareja en ese momento, mientras él observaba. Phillip también describió un incidente violento en un hotel de Nueva York, donde afirmó que Combs atacó a Ventura arrojándole una botella, tirándola del cabello y arrastrándola a otra habitación. Estos relatos pintan un cuadro de violencia y coerción que, según los fiscales, era habitual en el entorno de Combs, particularmente durante las infames "Freak Offs", fiestas sexuales organizadas bajo la influencia de drogas.
Un elemento crucial de la acusación es un video de vigilancia de 2016 presentado por los fiscales. Las imágenes muestran a Combs agrediendo físicamente a Ventura en un hotel de Los Ángeles: la arroja al suelo y la patea mientras ella intenta escapar hacia un ascensor. Este material, según la fiscalía, evidencia un patrón de abuso físico y control sobre las víctimas, quienes eran obligadas a participar en las "Freak Offs". Los fiscales alegan que estas fiestas eran grabadas, posiblemente como herramienta de chantaje, y que Combs dirigía personalmente los eventos, asegurándose de que las mujeres cumplieran con sus demandas bajo amenazas.
Cassie Ventura reveals how Diddy’s twisted ‘freak-offs’ began— and how young she was at time https://t.co/rveaveb8oV pic.twitter.com/SVaGg0I1gs
— New York Post (@nypost) May 13, 2025
Por su parte, la defensa de Combs, encabezada por la abogada Teny Geragos, insiste en que todas las relaciones fueron consensuadas y que su cliente simplemente vivía un estilo de vida de "swinger". Argumentan que la relación con Ventura incluía episodios de violencia mutua, y planean presentar pruebas de comportamientos agresivos por parte de ella para cuestionar su credibilidad como testigo. Geragos ha solicitado limitar las preguntas sobre violencia doméstica en el juicio, alegando que podrían desviar la atención del jurado de los cargos principales. Esta estrategia busca retratar a Combs como una figura incomprendida atrapada en un estilo de vida poco convencional.
El caso tiene un peso especial para la Unidad de Derechos Civiles de la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, creada en 2022 para abordar delitos como el tráfico sexual. Comparado con casos como el de Ghislaine Maxwell, este juicio podría sentar un precedente en la lucha contra el abuso sexual sistémico en círculos de poder. La unidad ha puesto el foco en cómo figuras influyentes como Combs presuntamente explotaron su estatus, y el resultado podría influir en cómo se investigan y procesan casos similares en el futuro, especialmente en la industria del entretenimiento.
Diddy is reportedly reading the Bible in court during his sex trafficking trial, TMZ reports. pic.twitter.com/Y77Bgi2eHj
— XXL Magazine (@XXL) May 12, 2025
Además de los cargos penales, Combs enfrenta un aluvión de demandas civiles: más de 50 acusaciones por conducta sexual inapropiada, incluyendo denuncias de abuso a menores. Aunque ha negado todo, su arresto en septiembre de 2024 marcó un punto de inflexión. Su fortuna, que alguna vez lo posicionó como uno de los hombres más ricos del hip-hop, ha disminuido notablemente, y su reputación está en ruinas. Publicaciones en redes sociales, como las de X, han amplificado estas acusaciones, señalando que Combs pudo haber utilizado su influencia para explotar a jóvenes artistas, lo que añade otra capa de controversia al caso.
Con una duración estimada de ocho a diez semanas, el juicio seguirá captando la atención mundial. Se espera que Cassie Ventura testifique, lo que podría ser un momento decisivo. La magnitud de las acusaciones y el perfil de Combs aseguran un escrutinio intenso, y el veredicto podría redefinir su legado y enviar un mensaje poderoso sobre la rendición de cuentas en la industria del entretenimiento. Más allá de lo legal, este proceso pone en el foco la necesidad de proteger a las víctimas y prevenir abusos de poder, marcando un capítulo crucial en la justicia penal y la cultura popular.