13/05/2025 - Edición Nº826

Internacionales

Influencia cultural

Boric, Evangelion y la huella de Japón en América Latina

13/05/2025 | El presidente de Chile reivindica a Evangelion en Japón y confirma el arraigo regional de la cultura japonesa como motor generacional y político.



Durante su reciente visita oficial a Japón, el presidente de Chile, Gabriel Boric, hizo una intervención memorable en la Expo Mundial de Osaka donde reivindicó su vínculo con la cultura japonesa, en particular con el anime Neon Genesis Evangelion. En su discurso, Boric recordó haber crecido en Magallanes acompañado por Dragon Ball, Capitán Tsubasa, Pokémon y Los Caballeros del Zodiaco, reafirmando que esa cultura marcó su generación tanto como la estadounidense.

La escena fue más que una anécdota: revela cómo Japón ha logrado una penetración cultural profunda en América Latina, especialmente entre generaciones que hoy ocupan roles de liderazgo. Desde el anime y los videojuegos hasta la literatura de autores como Haruki Murakami y Yukio Mishima, la cultura nipona ha formado parte del desarrollo emocional e intelectual de millones de latinoamericanos.

Del consumo juvenil a la referencia política

Lo notable del gesto de Boric no es solo la mención de Evangelion, sino la resignificación política de una obra cultural japonesa para reflexionar sobre el poder, el deber y la vulnerabilidad personal. Al citar a Shinji Ikari como un personaje que representa el conflicto entre retraerse o enfrentar la realidad, Boric utilizó el anime como un espejo narrativo para entender el ejercicio del liderazgo contemporáneo.

En países como México, Brasil, Perú y Argentina, las comunidades que crecieron con anime en los años 90 y 2000 hoy son parte de la vida pública, del periodismo, la academia y también la política. Esa evolución demuestra que la cultura pop japonesa no fue un fenómeno pasajero, sino un vector identitario con impacto transgeneracional.

Japón como alternativa cultural global

Boric también subrayó algo que resuena en los estudios de soft power: Japón es una de las pocas culturas que ha logrado disputar el dominio cultural estadounidense sin violencia ni imposición, solo a través del arte, la estética y la narrativa emocional. Esto ha generado un respeto transversal en sectores diversos de América Latina, donde Japón es percibido como símbolo de sofisticación, introspección y constancia.

Además del entretenimiento, Boric destacó que posee una sección dedicada a la literatura japonesa en su biblioteca personal. Mencionó a Kawabata, Murakami y Mishima como autores clave en su formación. En su declaración posterior al encuentro con el primer ministro japonés Shigeru Ishiba, reiteró la relevancia cultural bilateral, junto con temas como el libre comercio y la cooperación tecnológica.


Reunión oficial entre el presidente de Chile y el primer ministro de Japón. 

Lectura cultural

El gesto de Boric representa más que afinidad personal: simboliza una legitimación pública del influjo cultural japonés como parte del capital simbólico de las élites políticas latinoamericanas. En vez de ocultar su conexión con productos culturales antes considerados “infantiles”, el presidente chileno los resignifica como fuentes válidas de reflexión política y existencial.

La cultura japonesa en América Latina ya no es un nicho, sino una narrativa compartida entre generaciones, que traspasa fronteras y disciplinas. Evangelion, Tsubasa, Murakami o Studio Ghibli ya no son solo productos culturales: son también marcos para pensar el poder, el dolor, la resiliencia y el futuro.