
por Claudio Corsalini
La hipertensión arterial afecta al 30% de la población adulta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 46% de las personas hipertensas no sabe que lo es. Se trata del factor de riesgo cardiovascular más común y ocurre cuando la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias se mantiene elevada en el tiempo.
Este problema de salud suele ser silencioso, es decir, no presenta síntomas evidentes. Por eso es fundamental controlar la presión arterial regularmente -al menos una vez al año- y conocer los valores normales: menos de 140/80 mm/Hg.
Frases como “Me subió la presión por los nervios” o “Ya puedo dejar la medicación” son habituales entre quienes conviven con esta afección. Pero, ¿qué hay de cierto en todo esto?
1. ¿Existe la hipertensión “emocional”?
Sí. El estrés y las emociones intensas pueden actuar como “gatillos emocionales” que disparan la liberación de sustancias como la adrenalina y el cortisol, lo que provoca un aumento transitorio de la presión arterial. Además, el estrés prolongado puede afectar el bienestar general y generar:
Cuáles son los hábitos de autocuidado que se pueden adoptar:
2. ¿Cuál es la mejor manera de tomar la presión?
Medirse la presión de forma correcta mejora la precisión del diagnóstico. Lo ideal es estar en posición sentada y relajada. Realizar 3 mediciones, con un minuto de diferencia entre cada una.
Dato importante: aunque no siempre se presentan síntomas, un dolor de cabeza súbito e intenso podría indicar un pico hipertensivo.
3. ¿Los cambios en la alimentación y estilo de vida ayudan?
Sí. Varios alimentos influyen directamente en la presión arterial. En este sentido se recomienda:
Siempre es importante contar con un apto médico antes de iniciar un plan de entrenamiento.
4. ¿El clima influye en la presión?
Sí. La presión arterial puede variar según la temperatura ambiente. Durante el verano el calor provoca dilatación de los vasos sanguíneos, lo que puede reducir la presión. Es posible que se necesite ajustar la medicación. En invierno, por lo general, aumenta el consumo de sal y calorías, lo que eleva la presión arterial. Por tal motivo, los infartos son más frecuentes entre marzo y noviembre.
5. ¿La medicación es para toda la vida?
En la mayoría de los casos, sí. Aunque algunos pacientes logran normalizar sus valores con cambios en el estilo de vida, la hipertensión suele requerir tratamiento farmacológico de por vida. Nunca se debe suspender la medicación sin indicación médica. Ya que hacerlo puede provocar infartos, arritmias y accidente cerebrovascular (ACV).
Conclusión:
La hipertensión no se cura, pero se puede controlar eficazmente. Llevar una vida saludable, controlar el estrés y tomar la medicación indicada son claves para prevenir complicaciones y vivir mejor.
NdR: Fuente: Diagnóstico Maipú. Asesoró: Dr. Alejandro Deviggiano (M.N. 103573), jefe de los Servicios de Cardiología y Chequeo Médico Integral de Diagnóstico Maipú