
La cadena de valor porcina presentó el Plan Estratégico 2025, que establece una hoja de ruta para mejorar los números del mercado interno y las exportaciones. En concreto, apuntan a elevar el consumo nacional a 28,3 kilos anuales por habitante, generar un saldo exportable de 300.000 toneladas, divisas por U$S 463 millones y más de 130.000 empleos directos e indirectos.
Esta iniciativa fue presentada por la Federación Porcina Argentina (FPA), en su armado participaron referentes del sector y se estructuró en base a cuatro pilares: comercio exterior, sanidad, promoción y marco impositivo-financiero.
El sector porcino atraviesa un escenario complejo, en donde el consumo interno -entre frescos y chacinados- se encuentra estabilizado sobre los 20 kilos anuales, pero con un comercio exterior que desde hace años presenta un balance negativo.
En los últimos cuatro años, la balanza comercial de esta cadena de valor fue negativa. De acuerdo a estimaciones privadas, entre 2020 y 2024, Argentina generó U$S 156 millones en exportaciones, pero compró carne porcina por U$S 423 millones.
Uno de los principales obstáculos para engrosar el nivel de exportaciones es que -medido en dólares- el precio de la carne porcina es alto para que Argentina sea un país competidor a nivel mundial . El Plan Estratégico de la FPA parte de la base de lograr un stock de 550.000 cerdas productivas y producir 1,7 millones de toneladas de carne al año.
Agustín Seijas, director ejecutivo de la entidad, calculó que nuestro país cuenta con 39 mercados abiertos, aunque señaló la presión competitiva de Brasil. “Debemos avanzar en la consolidación de las exportaciones de subproductos en mercados estratégicos, y resolver el cuello de botella de la integración de la media res porcina”, expresó.
En este punto, también alertó sobre el crecimiento reciente de importaciones, que provienen en un 95% de Brasil, y el impacto que generan en la integración de cortes locales, especialmente en la comercialización de la bondiola, que en el país vecino es considerada un producto de descarte.
Además, se remarcó la necesidad de avanzar en la apertura del mercado chino para subproductos porcinos, lo que permitiría mejorar la competitividad de la industria local y equilibrar el desbalance actual. Sobre sanidad, desde la FPA destacaron que el país se mantiene libre de enfermedades clave para el sector, y se avanza en la erradicación del virus de Aujeszky en conjunto con las autoridades argentinas.
También se anticipó una intensa campaña de comunicación, destinada a posicionar la carne de cerdo como una alternativa accesible, saludable y de calidad, con acciones de difusión en gastronomía, nutrición y educación alimentaria. “Tenemos que romper con los mitos y mostrar el verdadero valor del cerdo argentino: es rico, sano y versátil”, afirmó.
En lo impositivo y financiero, el foco está puesto en corregir el desfasaje del IVA y avanzar en líneas de crédito adaptadas a la actividad. Actualmente, el productor paga un 21% de IVA en insumos y solo recupera un 10,5%, generando sobrecostos de hasta un 19% en cada inversión.
“Necesitamos financiamiento con plazos, tasas y períodos de gracia acordes a la dinámica de la actividad porcina. Solo así podremos modernizar nuestras granjas, incorporar tecnología y ser competitivos globalmente”, concluyó Seijas.