16/05/2025 - Edición Nº829

Deportes


Entrevista

“Cuidar la salud mental de los deportistas no es opcional, es una responsabilidad compartida”

16/05/2025 | En News Digitales dialogamos con la licenciada Julieta Gallotti, especializada en psicología aplicada al deporte, quien explica cómo los deportistas deben lidiar con los haters de las redes sociales. “Cada error se vuelve una amenaza para la autoestima”, asegura.


por Sebastián Muzi


Durante las últimas semanas, toda noticia relacionada con los cambios de pilotos en la Fórmula 1 estuvo inmersa en especulaciones, teorías y comentarios en las redes sociales que, lejos de ser constructivos en base a rendimientos, fueron críticas, insultos y amenazas que llevaron a tomar medidas extremas para resguardar a los protagonistas.

En el caso del australiano, la escudería Alpine desactivó los comentarios en sus publicaciones y le aumentó la seguridad debido a amenazas electrónicas. Por su parte, el argentino también realizó cambios en su conducta en cuanto a la exposición mediática y se muestra ahora más sereno, pero tampoco está exento de las críticas, aun cuando provienen de sus compatriotas. Ambos debieron y deben aún lidiar con las presiones, ya sean de la competición misma como de los fanáticos de cada uno. 

 “Detrás de cada atleta hay una persona. Una persona que siente, que duda, que se frustra o se agota, incluso en la cima del rendimiento. La psicología del deporte no busca eliminar esas emociones, sino acompañarlas, comprenderlas y transformarlas en parte del proceso”, afirma a News Digitales Julieta Gallotti, terapeuta especializada en psicología deportiva y docente del módulo de psicología en la Confederación Argentina de Handball.

-Durante la actual temporada de F1, el piloto Jack Doohan, mientras era titular de la escudería Alpine, debió soportar los constantes insultos y presiones de los hinchas argentinos. ¿Cómo se trata psicológicamente a un deportista de alto rendimiento?

-Nos dedicamos a entrenar la mente con la misma seriedad con la que se entrena el cuerpo, ayudando a los deportistas a desarrollar recursos internos para sostener su rendimiento en contextos de alta exigencia, sin dejar de cuidar lo más importante desde nuestro enfoque: su salud mental y su bienestar personal. Cuando un deportista está expuesto a presiones intensas, como las críticas constantes o incluso amenazas en redes sociales, trabajamos para que pueda reenfocar su energía en lo que sí depende de él o ella: su actitud, su preparación, su manera de competir. Pero eso no significa que no duela. Recibir agresiones o cuestionamientos públicos puede generar enojo, angustia, inseguridad o incluso vergüenza, y todas esas emociones son válidas. No se trata de “hacerse el fuerte”, sino de aprender a gestionar lo que aparece sin que eso consuma por completo al deportista.

-¿Cómo se enfoca la terapia?

-Entrenamos habilidades como la regulación emocional, la concentración, el manejo de la presión o el diálogo interno para que puedan mantenerse enfocados en su desempeño, sin quedar atrapados en lo que otros opinan. Y es importante decirlo claramente: sentir miedo, tristeza o frustración no es una falla, es ser humano. La diferencia está en cómo se transita eso. Reconocer las emociones y darles lugar permite que el deportista no se desconecte de sí mismo. Un punto muy importante, además, es trabajar para que su identidad no dependa únicamente de los resultados o del reconocimiento externo. Porque cuando el valor personal está atado solo al éxito deportivo, cada error se vuelve una amenaza para la autoestima. En cambio, si se construye una base sólida por dentro, el rendimiento y la vida por fuera de la competencia puede mejorar.


Los haters pueden generar graves daños en la autoestima de una persona con un comentario negativo.

-Los "haters" de este siglo han sido un problema para todos: famosos, deportistas y hasta personas comunes. ¿Ya son parte de una nueva rama de la psicología?

-Los haters no son una nueva rama, pero sí un fenómeno actual que nos interpela directamente a los profesionales de la salud mental. Los comentarios negativos, el hostigamiento constante y las agresiones en redes sociales no son un detalle menor en la vida de un famoso y/o deportista con tanta exposición, porque pueden afectar profundamente su salud mental. Lo que antes podía quedarse en una crítica periodística o en una conversación de vestuario, hoy se multiplica y amplifica en forma de miles de mensajes y en muy pocos segundos, muchos de ellos cargados de odio, violencia o burla. Y aunque a veces desde afuera se piense que “tienen que bancársela”, lo cierto es que nadie está preparado emocionalmente para recibir ese nivel de exposición sin consecuencias. Ansiedad, insomnio, pérdida de motivación, baja autoestima, tristeza e incluso síntomas depresivos son efectos que hoy vemos con frecuencia en atletas jóvenes y adultos sometidos a este tipo de agresión digital.

-Además, reconstruir la confianza de alguien que recibe miles de mensajes violentos no debe ser fácil…

-No, pero se trabaja en construir su autoconfianza, para que el deportista dependa lo menos posible de los resultados y la opinión ajena malintencionada. También en aprender a poner límites, a tomar distancia de los comentarios hostiles de las redes sociales cuando es necesario y a desarrollar herramientas para poder lidiar con esto de la mejor manera posible. Hoy en día se está abriendo un espacio fundamental para hablar abiertamente sobre la salud mental sin tabúes ni culpa. Porque pedir ayuda no es signo de debilidad, sino un acto de cuidado, y hoy más que nunca, cuidar la salud mental de los deportistas no es opcional, es una responsabilidad compartida de todos los que trabajamos con ellos.

-Ahora Franco, que toma la butaca titular, también tendrá la presión de rendir. ¿Su exposición mediática y descontracturada lo favorece?

-Cada deportista encuentra su forma de lidiar con la presión. Para algunos, mostrarse cercanos, relajados o auténticos en los medios puede ser una forma de canalizar la tensión, de recordarse a sí mismos por qué compiten, qué disfrutan, quiénes son más allá del resultado.
En el caso de Franco, su estilo descontracturado podría ser una fortaleza, ser uno mismo en un mundo que constantemente te exige rendir o demostrar puede ser un gran acto de equilibrio. Ahora bien, esa misma exposición también tiene un costo. Cuanto más visible es un deportista, más expuesto queda a las opiniones ajenas. Y si no hay un buen sostén detrás, un equipo, un espacio de contención, una preparación mental adecuada, esa presión puede volverse pesada.
En ese sentido, lo que está logrando Franco es admirable. No solo por el talento deportivo que lo llevó a ocupar hoy una butaca tan importante, sino por la manera en que representa a tantos deportistas argentinos que enfrentan desafíos enormes con esfuerzo y pasión. Su camino refleja lo que vemos en muchos atletas de nuestro país: una combinación de entrega, resiliencia y amor por lo que hacen que conmueve. Por eso, más allá de los resultados, este logro merece ser celebrado. Ojalá pueda disfrutarlo tanto como lo ha trabajado. Desde acá siempre vamos a estar apoyándolo, como buenos argentinos.