
El ambicioso sueño de Chile de dejar de ser un mero exportador de materias primas y convertirse en una potencia industrial del litio está en pausa. Dos de los socios más importantes en ese plan, la empresa china BYD y Yongqing Technology (subsidiaria de Tsingshan Holding Group, presidida por Xiang Guangda), han paralizado proyectos claves para agregar valor local al litio extraído del Salar de Atacama. La decisión pone en riesgo parte esencial de la Estrategia Nacional del Litio lanzada en 2023 por el presidente Gabriel Boric.
El caso más crítico es el de Yongqing, que desistió de levantar una planta de procesamiento en Antofagasta tras enfrentar problemas jurídicos para constituir formalmente su operación en el país. BYD, por su parte, abandonó la opción de instalarse en un terreno fiscal y aún no ha formalizado una nueva ubicación, citando “factores de mercado desfavorables”.
La caída en los precios del carbonato de litio —que pasó de más de 70.000 dólares por tonelada en 2022 a cerca de 25.000 en marzo de 2025— también influye en esta retracción. La volatilidad del mercado, combinada con los altos costos energéticos y una infraestructura limitada, ha minado el entusiasmo de los inversionistas extranjeros para instalar plantas en el país.
La suma de ambos proyectos representaba una inversión de 523 millones de dólares y la creación de 1.158 empleos. Su suspensión simboliza un golpe directo a los planes del gobierno para posicionar a Chile como proveedor global de componentes para baterías y vehículos eléctricos.
Expertos chilenos han criticado la apuesta por una integración vertical obligada. En su lugar, recomiendan enfocarse en mejoras tecnológicas como la extracción directa (DLE), en la que Chile podría obtener ventajas competitivas. También sugieren construir alianzas regionales con Argentina y Bolivia para desarrollar una cadena de valor compartida, aunque hasta ahora no hay evidencia concreta de acuerdos recientes en esa línea.
La situación también afecta al legado político de Boric, quien había hecho del litio uno de los pilares de su modelo de desarrollo productivo. Si bien Chile sigue siendo competitivo como productor, su capacidad para atraer inversión en manufactura avanzada está en entredicho.
A medida que se acorta el tiempo para el final del mandato de Boric, la falta de resultados tangibles en la industria del litio pone en evidencia las tensiones entre el discurso industrializador y los límites estructurales de la economía chilena.
El estancamiento de los proyectos de BYD y Tsingshan revela un problema más profundo: Chile necesita resolver sus barreras jurídicas, modernizar su infraestructura y redefinir su estrategia para ser algo más que un proveedor de recursos. De lo contrario, la oportunidad histórica del litio podría diluirse en promesas no cumplidas.